Expresándose de una manera muy a su estilo, el artista considerado como uno de los principales precursores del arte moderno en Bolivia, se refirió sobre la buena predisposición de los orureños para aceptar los conceptos que brindó durante dos jornadas.
"Abren los ojos, y no lo digo en sentido figurado o metafórico, sino en sentido real, cuando yo veo sus caras mientras hablo, de rato en rato abren sus ojos con sorpresa, lo cual me parece divertido, interesante, en mi función de docente lo que hago es proponer cosas y quien lo toma se chanta el guante, entonces eso no creo que sea negativo, sino enriquecedor", subrayó.
Explicó que el arte contemporáneo no da la relevancia al autor, al contrario le da mayor importancia al perceptor, tratando de dejar de lado el dicho popular, "La muerte del autor, para que haya el nacimiento del lector".
"Cuando se centra todo el fenómeno artístico en el autor, el artista, escritor, quien sea, medio que se ha dejado al humano receptor y la persona de lado, lo que se trata hoy día, es que el autor deje de ser una diva, una estrella de rock, más bien ingeniosamente y humildemente provoque en el observador nuevas percepciones y pensamientos. En otras palabras, el acento y el énfasis no está en el autor, más bien está en el receptor", remarcó.
En esta teoría, no es el autor el que debe dar mensajes, puesto que son pocas personas con algo diferente que decir, todos tienen sus problemas. Para Valcárcel no es tanto que el artista deje mensajes, sino que genere posibilidades para que el observador tenga su propia percepción.
Por ello el artista no necesita de la semántica, sino tiene que recurrir a la sintaxis, para un público boliviano que poco a poco abre las posibilidades a los generadores de arte contemporáneo.
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