Este desplome ocasionó severos daños en la infraestructura, pero también a la Virgen Inmaculada y su niño, el resplandor y la corona de otra imagen. Una araña quedó destruida igual que sillas, candelabros y mesas. La nave central del templo está cubierta con una gran bóveda de ladrillo, la cual en el sector del presbiterio tiene severos daños estructurales y es lo que colapsó explicó el superior, Carmelo Galdós.
El riesgo estuvo latente por al menos ocho años. Ayer una comisión del Colegio de Arquitectos, de la Gobernación y la Alcaldía se presentaron para evaluar los daños.
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