Las entradas para esta única presentación gratuita –que comenzará a las 18:00 en el salón de eventos El Portal – se agotaron al día siguiente de iniciar su distribución –el pasado martes–. Los ensayos de los músicos participantes llevan varias semanas de intenso trabajo.
Los grandes detalles
Por ejemplo, hace 10 meses que Elizabeth Schwimmer –promotora del BachFest, festival en el que se enmarca este concierto– formó un minicoro de 12 personas, como ella dice, para que interprete las partes corales de esta obra, la más compleja y espiritual del repertorio del compositor alemán.
“Son chicos que cantan en distintos coros, pero por 10 meses se han reunido para hacer esto. Ha sido muy difícil para ellos”, dice Elizabeth, quien mañana tocará el órgano y dirigirá a los músicos.
La dificultad, según explica, radica en que normalmente las obras corales se preparan en semanas y no meses y que todos los integrantes de este minicoro debían saber leer música.
“Con las obras de Bach no puedes aprender de oído, porque es contrapunto. Toda voz lleva una línea independiente, no armoniza igual, entonces sí o sí tienes que leer música”, dice Elizabeth.
“Esta es una experiencia muy nueva para ellos y ha sido difícil pero lo han logrado y eso a mí me causa mucho gusto, porque se puede trabajar si te metes”, agrega.
Otro detalle interesante de este concierto es que dos oboístas, un cochabambino y una japonesa, han llegado hace dos semanas desde Alemania, trayendo instrumentos poco comunes y prestados por la Universidad de Lübeck.
“Esto es muy especial porque no van a tocar oboes normales”, cuenta Elizabeth y revela que estos oboes d’amore se usan mucho en la música barroca y la de Bach. Además, son muy difíciles de conseguir.
Más allá de eso, lo interesante es que los oboístas llegaron hace dos semanas, porque debían construir unas cañas, con cañahuecas –valga la redundancia–, que se adaptan al instrumento y que deben responder a criterios de altura sobre el nivel del mar, presión, humedad y el clima característico del lugar donde serán usados, en este caso Cochabamba.
La orquesta que interpretará la Gran Misa en Si Menor de Bach está conformada por 45 músicos, buena parte de los cuales son extranjeros y han ido llegando en el transcurso de esta semana. De hecho, los últimos en llegar a la ciudad, este jueves, han sido los trompetistas y cornistas que, según dice Elizabeth Schwimmer en términos coloquiales, son “el chery del cake”.
“Ellos vienen de último porque su trabajo es quizá más duro, pero siempre ellos prefieren no trabajar mucho porque se revientan labios y dicen: Venimos directo a ensayar y tocar y no estar sople y sople, pese a la altura y todo eso, ellos prefieren”, trabajar de ese modo.
Auspicios y clases
El BachFest, como siempre y hace cinco versiones, recibe un único e importante apoyo financiero, “que yo no lo he pedido, me lo dan porque confían y creen en mi trabajo”, de YPFB Transportes y el resto de los gastos corre por cuenta de Elizabeth Schwimmer.
Varios de los músicos que llegaron de Argentina y Paraguay para este concierto, desde el martes pasado hasta ayer ofrecieron durante las tardes clases magistrales gratuitas a diferentes músicos de la ciudad y en especial a los niños y jóvenes que conforman las diferentes orquestas de la Fundación Sinfónica Cochabamba.
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