En esta muestra, Ribero “mantiene su admiración por las formas y texturas, pero utiliza colores más claros y luminosos, vinculando la piedra y la luz, o, si se quiere, la tierra y el cielo”, destacan los organizadores.
Ribero nació en Cochabamba en 1942. Luego de formarse como arquitecto en Brasil se dedicó de lleno a la pintura y desde 1965 presentó más de 20 exposiciones individuales y participó de 24 presentaciones colectivas, tanto en Bolivia como en Brasil, España, Suiza, Estados Unidos, Italia y Alemania.
Sus obras se exhiben en museos y colecciones privadas de esos países y de otros como Rusia, Colombia y Costa Rica. Se ha hecho merecedor del Gran Premio Municipal de 1967 y el Gran Premio Nacional de 1975, entre otras distinciones.
En una valoración de la obra de este artista, Mario Estenssoro afirmó que “la sensibilidad y la excelente técnica empleada por Gonzalo Ribero lo colocan entre los mejores exponentes de la plástica boliviana”.
Desde entonces, su pintura ha seguido madurando en la búsqueda de una estética que vincule los diversos planos de la existencia: la razón, los sentimientos y las percepciones.
La exposición que presenta, anticipa una retrospectiva que está preparando para 2015.
En ocasión de presentar su última muestra, en el Convento San Francisco de Tarija, Lorenzo Calzavarini hizo notar que “los cuadros de Gonzalo nos contactan con la magia de los Andes” tanto por las formas como por los colores y las texturas, haciendo de ellos “gestos de vida”.
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