La ilustración, publicada el 6 de marzo por el diario La Razón, muestra calaveras con instrumentos y cuernos en el Carnaval orureño, declarado Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, lo que molestó a un grupo de mineros, quienes impidieron, el pasado sábado, la circulación del matutino en aquella ciudad.
"Buscamos apoyar la libertad de expresión desde el arte. Estamos viendo unos peligrosos indicios de censura hacia una caricatura y una interpretación malintencionada de la obra de Alejandro Salazar”, explicó el ilustrador Marco Tóxico Guzmán.
Por esta razón, invitó a creadores tanto del país como del exterior a que reinterpreten el trabajo de Al-Azar y publiquen sus propuestas en la página de Facebook Todos con Al Azar.
El sitio creado ayer al mediodía ya tenía cerca de 1.000 seguidores hasta las 17:00.
"La gente de Oruro se ha ido a lo más básico. Cree que se los está insultando, que se está burlando del Carnaval, cuando en realidad lo que se ha hecho con esta caricatura es criticar el hecho de que se haya decidido continuar la fiesta, a pesar de lo sucedido”, explicó Guzmán.
Dos horas luego de lanzada la convocatoria, los ilustradores Óscar Zallez (Bolivia) y Matías Bergara (Uruguay) respondieron con sus trabajos. "Muchas personas han preferido irse por lo más fácil, pensaron que se está haciendo la burla de los muertos y comenzaron a atacar por ese lado, cuando creo que eso no es lo correcto”, sostuvo Guzmán.
Por su parte, Salazar manifestó estar agradecido por todo el apoyo de sus compañeros. "Yo sólo hice mi trabajo lo mejor posible, sin ánimo de denigrar ni ofender a nadie. Sé que hay cosas que se pueden mejorar”, indicó.
"Alejandro Salazar es patrimonio que enorgullece también a los bolivianos. Respetuoso de sus colegas y un hombre de una visión distinta de este mundo. Una visión que ayuda a ver a otros. Porque es eso y no otra cosa, lo que hacen los verdaderos artistas: ayudar a ver”, escribió el argentino César Carrizo en la página creada en favor del cochabambino.
"Una foto, una nota, una ilustración, una caricatura mantienen la noticia ahí, latente”, agregó el ilustrador.
Punto de vista
Mabel Franco Periodista
"No es la primera ni la última”
No es la primera vez que Al-Azar debe soportar la furia irracional de un grupo de gente con una idea equivocada de lo que es defender la dignidad de un pueblo. Santa Cruz estuvo a punto a quemarlo alguna vez, allá por los 80 o 90.
No es que se le niegue a una persona, a una comunidad, el derecho de sentirse ofendida, pero hay que saber distinguir cuándo una crítica es gratuita, falsa, malintencionada -y ésta puede dirigirla cualquier enardecido- y cuándo es el reflejo de una preocupación auténtica. Nadie se ocupa en serio de lo que no le importa, de lo que no le duele. Al-Azar, menos.
El dibujo, la caricatura, la ilustración tienen, además, como muestra Al-Azar, el recurso de la deformación en el sentido de que no copian la realidad, sino que la traspasan y ponen en evidencia su esqueleto, sus contradicciones, sus sinsentidos.
Lejos está este arte de ser contemplativo, complaciente, decorativo. Hurga, incomoda, molesta. Y la risa que despierta es subversiva. ¿Acaso no dan ganas de cambiarlo todo cada vez que se aprecia una obra de Quino o de Fontanarrosa? Tenemos nuestro Al-Azar y su inquietante bisturí rasgando el alma de orureños, bolivianos, humanos. Siempre habrá quien quiera acallar estas voces, lo que habla bien del arte y su puntería para desadormecer conciencias.
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