El nombre fue elegido debido a que ambos artistas tocaron juntos cuando él tenía 15 años y ella 13. Se reencuentran también con la música de antaño, pues en el programa está incluida la sonatina de Schubert, que los artistas ejecutaron hace 20 años.
Sin embargo, el reencuentro tendrá otro contexto, pues Aparicio tiene una carrera de solista sólida a nivel nacional e internacional, digna de muchos elogios y Velásquez cuenta con una experiencia sobre todo orquestal, en su segundo país (Chile), donde realizó sus estudios y es parte de la Orquesta Sinfónica de Chile, la más importante de ese país.
Si bien Aparicio tocó constantemente en Bolivia, para Velásquez es un reencuentro con el público cochabambino, ante el cual no se presentaba en 10 años, y con el Centro Patiño, “espacio mágico de cultura, llamado en aquel entonces Portales que tuvo por última vez el sonido de mi violín hace más de 24 años, y es finalmente un reencuentro con mi familia”, señala Velásquez.
El programa
En la primera parte, los artistas interpretarán la Sonata N° 8 para piano y violín en Sol Mayor Op. 30, N°3, de Ludwig van Beethoven, compuesta en 1802 dedicada al emperador Alejandro I.
Luego viene la Sonatina en La Menor para violín y piano, Op. 137, N°2 de Franz Schubert.
El “plato fuerte” es la conocida Sonata N° 2 para violín y piano en La Mayor Op. 100 de Johannes Brahms.
Los artistas
Adolfo Velásquez Fajardo, violinista, estudió en el Instituto Eduardo Laredo de Cochabamba, y en el Instituto de Música de la Universidad Católica de Chile. De 2000 a la fecha, forma parte de la Orquesta Sinfónica de Chile
Marianela Aparicio Yuja, pianista boliviana, estudió en el Instituto Laredo. Realizó conciertos en Chile, México, Venezuela, Brasil, Argentina, Francia y Polonia y se ha consolidado como solista invitada por varias orquestas.
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