Él, dividido entre el amor de una mujer y el de un hombre. Cuando este sentimiento se confunde y enmaraña con el deseo, en una lucha en que no hay buenos ni malos, sólo resta la culpa. Marea Alta, obra de danza contemporánea dirigida por Sergio Valencia, plantea el tema de la bisexualidad, entre belleza, sudor y pasión.
El principal mérito de la propuesta presentada el fin de semana en el Teatro Nuna radica en el planteamiento: no tiene prejuicios ni juicios morales, y se concentra en la expresividad de los bailarines, que pasan de la mera representación de su papel a revelar un sincero compromiso emocional en la escena, que termina por llegar al público.
La música del francés Yann Tiersen sostiene la pieza, otorgando tanto uniformidad como los cambios temperamentales necesarios para mostrar el paso de la pasión a la ternura, del erotismo a la soledad. Así, los bailarines tejen relaciones entre ellos mientras despliegan en los solos su estado emocional.
Valencia, Mary Haru Beltrán y Daniel Soria Galvarro sudan —literalmente— el drama. Este último, en el rol del amante desesperado del bisexual, es quien más llega a conmover, pues en su paleta de expresiones y movimientos se ve reflejada la impotencia de un amor imposible.
Miguel Vargas es periodista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario