“La inauguración estuvo totalmente empañada por este problema (...) que daña la imagen de la Oficialía de Cultura por la poca seriedad en el mantenimiento correcto de estas instalaciones”, señaló Freddy Murillo en una nota enviada ayer a la Oficialía.
Este reclamo fue apoyado por otros artistas que se quejaron porque los salones municipales cochabambinos no apoyan a los artistas como lo hacen los de La Paz y Santa Cruz.
El escultor Hugo Andia incluso protestó porque a las inauguraciones ni siquiera asiste el mensajero de la Oficialía de Cultura, lo que demuestra un desinterés total de las autoridades.
Jimena Flores, jefa de División de Teatros y Salones de la Oficialía, lamentó que el contratiempo no haya sido solucionado a tiempo por la empresa que subcontrata esta división y también manifestó su molestia con los artistas que ––dijo– incumplen con los horarios de apertura del Gíldaro y especificó que pese a que la Ordenanza Nº 1935 señala que los artistas deben ocuparse de la limpieza de este salón, su división los apoya de lunes a viernes con personal de limpieza.
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