Precisamente Freddy Chipana, quien se interpreta a él mismo en la obra, comienza los diálogos con una profunda reflexión de la vida de los artistas, de cómo es difícil conseguir trabajo en este rubro, especialmente en un país donde el mercado laboral está saturado y los desocupados van incrementando en número.
Poco a poco, la obra mostró a través de la música, diálogos bien estructurados con humor, la realidad de muchas familias bolivianas, que son víctimas de la falta de trabajo, además de injusticias que se perciben en algunas empresas privadas y estatales.
Por supuesto, también fue reflejada la cultura del alcohol que no puede faltar en las costumbres bolivianas, como los festejos que se presentan por uno y otro motivo, además que son causantes de un mal que atinge a la sociedad.
Durante la obra, los actores brindaron al público datos reales que se perciben en Bolivia, como la falta de empleo y la inseguridad laboral, principalmente en los distritos mineros de Oruro y Potosí. Pero dentro de todo, los actores y actrices se encontraban desde un principio con su overol, porque es necesario comprometerse con trabajo para mejorar la situación que se vive en Bolivia, y no solo quejarse de los males que atingen al país.
Al concluir la obra, el director y actor, Freddy Chipana, agradeció al público presente y reiteró que es importante abrir estos espacios, donde los artistas de teatro, puedan formarse y brindar su talento.
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