“40 años de Silencio es una obra sobre mi trayectoria de actor. Es un trabajo sobre mi memoria personal y de la audiencia que me ha seguido durante tantos años. Es un trabajo sobre la poesía, la soledad, el humor, el sueño y todos estos años, con tanto trabajo por tantos países del mundo, he rodado algunas imágenes de los países que he atravesado”, dice Bizot.
Gira mundial
“Estoy haciendo una gira mundial para celebrar mi cumpleaños de pantomima, son 40 años que trabajo por el mundo y he empezado el año pasado”, cuenta Bizot.
Como parte de este recorrido mundial, Bizot llegó a Bolivia la semana pasada, primero a Oruro, donde tuvo “un éxito total”.
Desde este lunes 16 de septiembre está en Cochabamba ofreciendo un taller para principiantes en la Alianza Francesa y en la tarde otro para niños de ocho a doce años, que tiene lugar en el mARTadero.
Después de Cochabamba, Philippe Bizot estará actuando durante una semana completa en Sucre.
Luego estará 10 días en La Paz, después Santa Cruz. Seguirá por Chile para partir luego hacia la China e India.
“Después paro para Navidad y en enero me voy por México, Colombia, Venezuela y África”.
Invitado en esta oportunidad por Marie Soriano, directora de la Alianza Francesa de Cochabamba, Bizot asegura que está feliz de comenzar esta segunda parte de su gira mundial en Bolivia, porque Bolivia es el país de su corazón.
“Bolivia es el país de mi corazón, lo amo --dice--. Lo amo por la belleza de sus paisajes, sus cielos, las culturas ricas, sus músicas, sus bailes, el cariño de la gente. Hace 20 años que vengo por acá”.
Escuela de Pantomima
Además de los talleres y las actuaciones que Philippe Bizot ha desarrollado en sus 40 años de carrera en diversos países del mundo, uno de sus trabajos más reconocidos internacionalmente es la creación de escuelas de pantomima.
“Aquí en Bolivia he participado de la creación en La Paz, de una compañía lindísima que se llama Amuki, que es de chicos de la calle, chicos discapacitados, con Síndrome de Down o autistas”.
“Aquí he estado hablando después de años para pararme y tener mi propia escuela y mi propio teatro, porque con el montón de alumnos que tengo aquí hay mucho talento y sería lindo hacer una compañía boliviana”, asegura Bizot.
Sin embargo, para concretar este sueño sólo falta la ejecución gubernamental. “No sé si tengo que decirlo, pero cinco o seis ministros de Cultura (de Bolivia) han firmado el acuerdo pero ellos han cambiado y yo no. Están los papeles oficiales, pero falta seguramente un lugar interesante para tener una audiencia importante y tener una sala de trabajo y otra equipada para recibir a chicos con problemas. Me gustaría que sea una ciudad sin mucha altura”, afirma.
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