Los puentes están hechos para unir dos orillas, para poner en contacto lo que está separado, para reunir lo disperso, para ser cruzados de ida y de vuelta. Los puentes también están hechos para comenzar o para continuar un viaje. Éstas y otras ideas sugiere la exposición que se presenta en las salas del Centro Cultural de España en La Paz titulada con esta corta pero expresiva palabra: Puentes.
Puentes es una muestra colectiva e itinerante. Está integrada por obras de siete artistas españoles a los que se suma en cada país donde recala la exposición la propuesta de un o una artista local. En Bolivia, Douglas Rodrigo Rada ha sumado su trabajo al de los españoles Miguel Villarino, Alicia Martín, Ángel Marcos, Ciuco Gutiérrez, Cristina Lucas, Dis Berlin y Rafael Liaño.
“Una idea de puente —dice el concepto que ha guiado la organización de la muestra— que abraza, no sólo las respectivas poéticas de cada uno de los artistas, sino también, y quizá sobre todo, esas dos orillas continentales desde las que se miran en la distancia, dando continuidad a un diálogo histórico, concurridísimo, y también conflictivo, pero sin duda fértil y cargado de futuro”.
El boliviano Douglas Rodrigo Rada, en su contribución a Puentes, ha dibujado directamente sobre uno de los muros de la sala de exposición. De lo alto, solitaria, pende una diminuta figura humana sobre una densa maraña de líneas que se enredan y llenan todo el espacio disponible.
La artista y curadora boliviana Cecilia Lampo ha sido la encargada de seleccionar a Rada para integrarse a esta muestra. En su definición, la condición itinerante de la muestra ha sido un aspecto importante porque enfatiza, según ella, la idea de viaje ya presente en el concepto de Puentes. “En cada estación de esta itinerancia, sube un viajero”, dice.
¿Y qué propone el viajero boliviano? En la obra de Rada a Lampo le interesa, en primer lugar, su carácter efímero: su dibujo no está destinado a perdurar, terminada la muestra, inevitablemente será cubierto. Sin embargo, el dibujo continuará su viaje bajo el formato de un video que registra la obra y su proceso. En la misma línea, también le interesa la figura representada en el dibujo de Rada porque da una dimensión más volátil a la idea de viaje. Mientras las otras obras plantean, en cierto sentido, viajes más terrenales, el de Rada es un viaje más liberado, como un peregrinaje por la vida.
Así la obra de Rada se suma a la diversidad propuesta por los otros artistas. Se integra y dialoga con los paisajes urbanos desolados —casi como fotogramas de París, Texas de Win Wenders— fotografiados por Ángel Marcos que prometen la revelación ominosa del cuerpo femenino. Se suma también a la extrañísima convivencia de ciudades casi fantasmales con lámparas de diversos estilos magnificadas en su dimensión para crear una sensación de radical extrañeza que proponen las fotografías de Cuico Gutiérrez. Dialoga —así sea por contraste— con la serie de pinturas de Miguel Villarino emparentadas de alguna forma con el dibujo primitivo pero también con la sintaxis del cómic que parece a punto de revelar una historia. O establece relaciones de contigüidad con los montajes de fragmentos de libros o catálogos de arte realizadas por Alicia Martín que parecen multiplicar la posibilidad de la imagen incorporando casi como en un collage otros tiempos, otros rostros, otras formas.
A Alicia Martín —quien se encuentra en La Paz no sólo para presentar su obra sino también para realizar un taller con artistas bolivianos— le gusta el carácter cambiante de Puentes. “Es una exposición —dice— que no se cierra, que se transforma, que está viva y va cambiando”. Con ello se refiere a la característica ya anotada de la muestra: en cada país que visita se suma otro artista.
“¿No será toda exposición colectiva en sí misma, también, una suerte de viaje, un espacio de confluencia para las imágenes dispares que salpican el mundo y que el visitante termina por unificar con su propio deambular, con su ponerse allí, delante de ellas; o, ya más tarde, tras haber abandonado la sala, en su memoria? Esta pregunta se lanza en el texto de presentación de la muestra. Pues bien, toca a los visitantes trazar sus propios puentes entre esta diversidad de propuestas y su propia interpretación.
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