¿Cómo son tus primeros pasos como actriz?
En 1995 entré al taller de teatro de David Mondacca en la Universidad Católica. Mi tiempo en el taller fue corto pero suficiente para enamorarme de la profesión y decidir hacer de ella una carrera. Le debo a David el enamoramiento por la actuación. También estoy muy agradecida con mis primeros maestros; en danza Norma Quintana, y en teatro César Brie. Fueron las bases para un largo camino con muchos maestros y compañeros del arte de los que hasta hoy sigo aprendiendo.
¿Cuál es tu percepción sobre llevar la actuación a un nivel profesional?
Es un bucle sin fin de aprendizaje sobre la vida, sobre uno mismo. Muy generoso pero al mismo tiempo muy exigente, es una de las más intensas profesiones. Implica muchos sacrificios, mucha disciplina y capacidad de organización y trabajo múltiple. Considero que es una profesión de las más nobles y más gratificantes. Los artistas aprendemos y enseñamos todos los días.
Normalmente, nos pasamos la vida tratando de hacer valer nuestra profesión económicamente pero sin perder nuestra línea artística. En algunos países somos héroes, en otros aún peleamos por serlo.
¿Qué le dirías a quien tiene deseos de dedicarse a la actuación?
Que la satisfacción está en los procesos y el esfuerzo de un trabajo bien hecho buscando la excelencia, es invalorable. Que el éxito depende de la humildad, la generosidad y el compañerismo. El arte implica mucho sacrificio, y que cada día, el vivir es más complicado y los estudios son muy importantes.
¿Cuál ha sido el mayor reto a lo largo de tu carrera?
Sigue siendo hasta hoy, la formación. Mantenerse al día en mi formación y tener siempre el nivel suficiente para seguir siendo un ejemplo a seguir. El mundo va muy veloz y para lograr ser escuchado por los jóvenes uno debe entender su realidad o al menos conocerla. Ni me imagino lo que será la vida de acá a unos años y los retos que nos pondrá.
¿Dónde crees que debería apuntar la nueva producción teatral en La Paz y en Bolivia?
Creo que en este momento hay una producción muy fuerte en La Paz. Algo que no está pasando en otros departamentos. En todo caso, necesitamos urgentemente más cosas que no dependen solamente de nosotros los artistas; necesitamos espacios para actuar, para ensayar, políticas culturales que nos permitan salir al exterior más frecuentemente con nuestros trabajos, que nos proyecten y, sobre todo, que nos permitan vivir dedicados a lo nuestro como profesionales y así poder fomentar, más todavía, algo que de por sí ya estamos haciendo, pero que con más técnica, espacios y presupuestos, se impulsaría en mayor medida: dramaturgia propia, investigación e interactuar con otras artes.
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