Se refiere a la crisis económica por la que pasa la única entidad educativa de licenciatura en arte dramático en el país.
La escasez de recursos económicos que sustenten su funcionamiento es apremiante, y Malavia considera que, a casi una década de autogestión, es hora de que las autoridades comprometan la participación de recursos públicos para la carrera de capacitación actoral que cambió la dinámica del arte escénico en Bolivia.
“Si me permito escribirle, es porque nuestras tentativas en varias ocasiones (desde hace más de tres años), de ser escuchados por la Alcaldía no han tenido ninguna repercusión”, enfatiza Malavia.
Para el actor, director y dramaturgo boliviano radicado en Francia, el soporte municipal “es vital para dar continuidad a nuestra labor artística en bien de los ciudadanos y sin fin lucrativo, con la misión de formar profesionales del arte de la escena y gestores culturales”.
La escuela, que en 2013 cumplirá 10 años, tuvo en dos ocasiones modestas contribuciones de la Gobernación. Su funcionamiento se llevó adelante solo con cooperación internacional: la embajada de Holanda, la Fundación Repsol, la embajada de Francia, Resad de España, Aecid y la Cie. SourouS. La escuela tiene en vigencia, además, un programa de becas (80% del alumnado) y el bajo costo de su formación.
“Estas ayudas no son eternas. Por eso le solicito que se sume al esfuerzo. No por un favor ni por caridad, sino por justa distribución de los bienes que son de los ciudadanos”.
La ENT tituló una centena de artistas a nivel de Técnico Superior y a 40 con licenciatura.
Finalmente, Malavia recuerda una frase del francés Víctor Hugo: "La cultura cuesta caro es verdad, pero más caro aún cuesta la incultura".
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