Inés Córdova a través de la fusión entre textiles y metales, creó un estilo propio de collage andino que fue alimentando con su innato espíritu creador. Desde 1946 expuso su creación en galerías nacionales y extranjeras de Alemania, Argentina, Brasil, Colombia, España, Estados Unidos, Japón, Uruguay y Venezuela, entre otros países.
Sus trabajos, que combinan esmaltes, joyas, collages, murales, tejidos, cerámicas y otras especialidades están marcados por los colores de la tierra que demuestran la sensibilidad y su propia comprensión del contexto que la vio nacer.
Alfredo Da Silva tiene como sello el “expresionismo abstracto” con marcados toques telúricos. Estudió en la Academia de Bellas Artes de Potosí y en la academia ‘Prilidiano Pueyrredon’ de Buenos Aires, siguiendo después el camino hasta Estados Unidos. En su trabajo existen marcadas similitudes con Alfredo La Placa, también potosino, que se caracteriza por la tendencia abstracta.
Este artista se hizo merecedor a la Mención de Honor de la Academia de Bellas de Potosí en 1956. Ganó el primer premio para artistas extranjeros en el Salón de Pintura de Buenos Aires en 1959. En 1962 obtuvo el premio de la Academia de Bellas Artes de Barranquilla. Ganó el tercer premio en la II Bienal Americana de Córdoba en 1964. Años más adelante, se llevó el premio Adquisición del Museo Everson Syracusa de Nueva York, Además obtuvo el segundo premio del Festival Crhyster, Provincetawn, Mass en 1970 y obtuvo el premio de pintura en la II Bienal INBO en 1977.
Walter Solón, al igual que Miguel Alandia Pantoja, son figuras infaltables en cuanto al movimiento muralista boliviano, dirigido por el grupo Anteo. Solón estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes de Sucre y en la Escuela de Artes Aplicadas de Chile, después ampliaría sus conocimientos en Nueva York y en distintas ciudades europeas.
La principal característica del grupo Anteo fue la temática social. En su obra destaca la serie de grabados que tienen como personaje central a Don Quijote. A partir de él, Solón construyó un discurso de crítica ante los tiempos de dictadura, demostrando así una evolución en distintos momentos de su trayectoria ligados a su vida personal.
Miguel Alandia Pantoja es muralista, pintor, militante y dirigente del POR. A lo largo de su carrera dejó 17 importantes murales y la infinidad de cuadros de caballete. Al igual que sus compañeros muralistas, consideró ésta la forma de llegar a más gente y comprometerla con la revolución.
Durante la Guerra del Chaco cayó prisionero y debió huir del Paraguay. Esta experiencia nutrió sus primeras pinturas, pero luego su estilo se vio influido por el indigenismo de Cecilio Guzmán de Rojas.
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