“El proyecto fue muy bufonesco, muy loco. Hay una parodia política y social de la sociedad española y la propuesta es cómo se ve Europa desde Bolivia”, afirmó Jiménez horas antes de su estreno ayer en la capital francesa.
Agregó que otra referencia es el personaje de Pepe el romano, que también examina en su obra del mismo título el dramaturgo Ernesto Caballero. “Es un trabajo muy abierto que se adapta constantemente al lugar donde se hace”, dijo sobre una obra en la que se canta y baila música popular boliviana en una reinvención del clásico lorquiano La casa de Bernarda Alba, a la que Bolivia añadió “los ritmos”, según su director.
Jiménez, que además de dirigir el Festival de Teatro Don Quijote de París, donde se presenta la obra , condujo a la compañía Ditirambo (de Santa Cruz) en la puesta en escena, es un experto en la técnica del “Bufón”, de la que se valió para “simplemente observar” lo que pasa en el día a día y traducirlo en carcajada.
El corral de Bernarda, estreno en París en la 21 edición del festival, es una “creación colectiva” que nació en 2004 en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD), en una colaboración entre Jiménez, en calidad de profesor invitado, y los alumnos del último curso.
“Había que hacer un taller para final de curso y se nos ocurrió tomar el personaje de Bernarda Alba y el de Pepe el romano, de Ernesto Caballero, para dar cabida a todos los actores”, dijo.
Pero el proyecto no se detuvo ahí y fue creciendo, hasta que “un día, el director del Festival Internacional de Santa Cruz lo vio y me pidió que dirigiera la obra en el festival”, dijo. “Pero se quedó ahí dormido hasta el año pasado, cuando me dijo: ‘Ahora sí, vamos a por ello’, y me puso en contacto con la compañía Ditirambo, cuyos intérpretes habían sido alumnos míos en el primer taller que di en el país”, explicó.
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