En los muros del salón de arte del ISBA, se encuentran pequeñas estatuillas con figura humana de arcilla que están de pie pegadas al muro, con dirección a un solo punto.
Da la impresión que estos hombrecillos son atraídos por la luz que se encuentra en el centro de la habitación, no tienen una posición, u orden en específico, pero todos están direccionados en un solo sentido.
Ya en medio del salón, se acomodaron unas sábanas blancas sujetadas con hilos de sedal, para que no se note su presencia, dando a la vez una mayor impresión de la instalación.
Bajo de las sábanas se encuentran lámparas eléctricas que iluminan por debajo, recreando la energía del universo, algo puro, infinito y maravilloso.
En medio de las sabanas y sobre ellas se encuentra la escultura en miniatura de un hombre encima de un bloque de roca, sujetada igualmente por hilos de sedal cuasi invisibles, dando la impresión que la estatuilla estuviera flotando en el espacio donde no existe la gravedad.
Esta instalación pone en discusión la mortalidad del hombre, su relación con el universo y la energía que fluye a su alrededor, al igual que su atracción por ella, además de referirse a lo que está escrito en el libro Génesis del Nuevo Testamento: "Del polvo vienes y en polvo te convertirás".
Achocalla, pone a consideración esta propuesta interesante y filosófica, ya que es un trabajo poco común que se exhibe en los salones de arte de la ciudad, en especial de similares características.
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