En la página lecturas del periódico Los Tiempos, se le dedicó casi una página, donde uno de sus cuadros ocupa gran parte del espacio, en ella se reflejan edificios de grandes dimensiones, paisajes diarios que en algunas oportunidades son ignoradas por quienes las ocupan debido al cotidiano vivir.
A Flores le sorprendió que los cochabambinos, tanto artistas como periodistas, admiren su obra, ya que las críticas de sus pares fueron alentadoras, y la cobertura de los medios de comunicación satisfactoria.
Esto anima al artista a continuar pintando y dibujando lo que ve a diario en las calles de Oruro y otras ciudades, puesto que tiene un estilo diferente de mostrar la realidad, especialmente desde el punto donde enfoca sus objetos, los colores y las siluetas de las personas, como si fuera un espejo semiempañado.
Flores mencionó que el caricaturista, José Luque, fue su mentor, porque desde su adolescencia siguió sus consejos, que lo ayudaron para deslumbrar al público con ese delicado toque estético, entre realidad y romanticismo urbano.
El artista plástico, retomó su arte una vez que se jubiló, puesto que en su profesión como ingeniero civil encontró limitaciones para expresar su parte artística en sus construcciones, pero en alguna que otra oportunidad logró salirse con la suya, poniendo un toque más idílico en las estructuras frías de roca y cemento.
Asimismo, anunció que está trabajando en un nuevo proyecto, para presentarlo en el Salón de Arte "Cecilio Guzmán de Rojas", de la ciudad de La Paz.
Flores retomó el pincel después de varios años, porque el arte es como un duendecillo que a uno no lo deja tranquilo, es la necesidad de pintar y crear, después de 20 años, tiempo en el que pudo conocer una gran parte de Bolivia, por su trabajo.
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