Al ritmo de una melodía china empezó el baile en silla de ruedas. Todos guardaban silencio y cuando la balada inundó el ambiente, las sombras de cuatro personas en silla de ruedas se reflejaron sobre un telón blanco.
Los cuatro demostraron su talento para bailar, mientras la educadora Miriam Vásquez daba discretamente instrucciones para el movimiento de las sillas, los cuerpos o las manos.
Vásquez es profesora de baile de niños discapacitados en Bélgica. Relató que cuando cumplió siete años, sufrió un accidente y perdió la capacidad de caminar, “vivía arrastrándome por el piso y con el transcurrir del tiempo opté por la silla de ruedas y comencé a dar clases de baile en distintos países. Siento pasión, una pasión que me motiva a seguir adelante”.
Algunos de sus alumnos de danza no pueden caminar, otros no hablan correctamente e incluso les cuesta pensar y razonar; sin embargo, todos ellos, tienen talento natural y riqueza espiritual. Se dice que son cerca de un millón en el país, viven encerrados, abandonados y, en no pocos casos, duermen y comen de la basura, mientras que otros son ignorados por la sociedad.
Pese a todo, en el lugar, se observó, entre el público, sorpresa, sonrisas y tensión en la presentación.
Vásquez es boliviana e inició la iniciativa de la danza en silla de ruedas como una práctica de libertad de expresión a través de “mi cuerpo, los demás y yo, nos integramos socialmente a través de la danza, vida familiar y discapacidad”.
Uno de ellos, Freddy Gutiérrez, quien no ocultaba su alegría, dijo que “todos tenemos capacidad para algo, todos bailamos y transmitimos nuestros sentimientos a través de muchos talentos, ya sea el lenguaje de señas, el braile, la danza y otros aspectos, que no deben ignorarse”.
Con los aplausos del público, el ambiente expresó su respeto a quienes acababan, el pasado viernes, de demostrar que las limitaciones están en la mente y que no hay límites para la expresión.
4 personas en silla de ruedas demostraron su capacidad de expresión mediante el ritmo y la danza.
La DANZA ES UNA EXPRESIÓN DE ARTE PRIMITIVO.Tiene el poder de reavivar el cuerpo, abrir al lenguaje universal de los movimientos e imágenes; ofrece una posibilidad de desarrollo humano y es accesible a todas las personas. Es una actividad artística, educativa y terapéutica que permite integrar los opuestos, capacidad, discapacidad para expresar la libertad más allá de las diferencias.
“La causa de mi discapacidad fue un accidente, desde mis siete años no puedo caminar. Con coraje y voluntad salí adelante”.
Miriam Vásquez / EDUCADORA
“Creo que todos tenemos capacidad a través del movimiento y el baile. Es importante la motivación para sentirnos vivos y no desplazados”.
Freddy Gutiérrez / DISCAPACITADO
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