La pintura boliviana está de duelo por la partida de José Castro, el pasado sábado 26 de mayo, a los 65 años de edad, cuando abandonó el mundo a raíz de un paro cardiaco, a las 16.40. Sus hijos rememoran su labor.
El legado. La espátula, el dibujo y la acuarela, como técnicas, comprendieron su obra, consagrada al paisaje. José Bernardo Castro, hijo del artista, expresa que “él utilizaba la técnica de la espátula y eso le daba más intensidad a sus cuadros”. La abstracción también formó parte de su temática, en su pasión por las formas. “Tuvo la etapa de los abstractos. En unas pinturas rojas expresaba la fuerza y el vigor que tenía en ese tiempo para decir cómo sentía la vida, desde los contornos”, añade su hijo. “Sus obras han ido al extranjero, a museos privados, a colecciones particulares; muchas de ellas están en Inglaterra, Francia, España, Australia y Canadá”, finaliza. Ruth Castro, su hija, menciona que el artista, durante su juventud, participó en la guerrilla. “Estuvo en el escuadrón 12 de infantería de los rangers o boinas verdes. Su escuadrón capturó al Che Guevara, y mi papá fue a verlo en el patio de la Higuera, fumando su pipa; lo admiraba bastante. Siempre contaba ese acontecimiento”.
La particularidad de contar historias y acercarlas a la vida cotidiana fue su exploración artística. “Mi padre construyó una narrativa con sus cuadros. En sus historias no renunció a lo cotidiano”, agrega Ruth. Este sentimiento lo hizo más unido a su familia. “Mi padre siempre nos cuidó”, concluye emotiva su hija.
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Sus logros. Nació en Tarija, en 1947, y se formó en la Escuela de Bellas Artes de Cochabamba. En 1977, obtuvo el Premio Especial de Pintura en el Concurso del Salón Municipal 14 de Septiembre, en Cochabamba. En 1979, consiguió el Gran Premio Nacional de Pintura de la Alcaldía de Cochabamba. En 1981, ganó el Concurso Salón Municipal Pedro Domingo Murillo, en La Paz, y en 1982, nuevamente el Concurso Salón Municipal 14 de Septiembre, en Cochabamba.
Un artista jamás nos deja, pues quedará plasmado en sus obras el sentir de su alma
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