¿Cómo se inicia usted en el arte?
Yo creo que desde que empecé a gatear y toqué la tierra, he descubierto sensaciones en el barro y el agua, ahí es cuando uno hace sus primeras expresiones artísticas, desde entonces pienso que nunca dejé de ser niño. Creo que gran parte de los artistas nunca dejaron de ser niños.
¿Cómo fue la primera vez que fue a trabajar artísticamente al Salar de Uyuni?
Fue temprano en los 70, nos habíamos subido a un tren de carga sin dirección alguna, en realidad de polizontes, y terminamos un día en el puerto de Colchani. Ése fue un gran descubrimiento para nosotros porque en ese entonces, la única manera de acceder era por tren, y las carreteras y senderos eran muy elementales y no teníamos movilidades ni dinero; entonces, el tren nos llevó allá con mucha suerte y terminamos visitando el Salar por primera vez. Fue, si no me equivoco, en 1973.
¿Qué despertó el Salar en usted en esa primera visita?
Fue verdaderamente algo impresionante, no puedes creer que exista un espacio natural de esa belleza, limpieza y magia que la naturaleza todavía mantiene. En eso sí que debemos tener mucho cuidado, porque en estas tres décadas, en particular en los últimos diez años, el Salar ha logrado una fama mundial de mucho renombre, y el turismo está siendo bastante pesado. Hay que empezar a cuidar las rutas de entrada, preservar la naturaleza misma de su interior y sus alrededores, pero para esto se necesita la presencia del Estado.
¿Qué significa el Salar para usted?
El Salar, por su pureza y limpieza, debe ser lo más cercano a la muerte, así de linda debe ser la muerte. Este lugar no deja de sorprenderme, cada vez que me presento en el Salar, nunca la luz, ni el paisaje son los mismos. Además, en estos años se ha logrado una relación con los comunarios de toda la región, hemos trabajado con ellos interviniendo sus pueblos, ayudándoles a fortalecer la cultura de la región a través del arte de la escultura. Ya somos reconocidos allá con una presencia constante, pues nos involucramos mucho en la manera de vivir en esas regiones, tan ricas en agricultura. Son territorios privilegiados para el cultivo de la quinua en una manera tan tradicional y milenaria, y creo que la revolución de la quinua empezó y va a continuar.
¿Cuál fue la intervención que más recuerda en el Salar?
La más grande intervención que hice en el Salar fue la del eclipse total de Sol, donde invité a más de 500 personas, de las cuales fueron 100 músicos de instrumentos nativos, dirigidos por Óscar García; también 25 pintores a plasmar este fenómeno natural in situ en el Salar, entre ellos fueron Lorgio Vaca, Gil Imaná, Alfredo La Placa, Solón Romero, Keiko González, Roberto Valcárcel, Fernando Ugalde, fue algo excepcional y maravilloso, inédito en ese entonces.
¿Cuándo y dónde serán sus siguientes exposiciones?
Las próximas exposiciones que tengo serán en Holanda y Mónaco. En Holanda será el 3 de abril y gira en torno a la quinua, por otro lado, en Mónaco inauguro la exhibición el 5 de abril, también será sobre la quinua.
¿Por qué sus trabajos artísticos se basan en alimentos?
Porque estamos en una época de preocupación de la situación alimentaria en el planeta Tierra y nosotros somos una de las culturas más conocedoras de la agricultura andina, donde nuestros productos tienen mucho valor en la alimentación del planeta. Eso se ha demostrado desde el descubrimiento de América, porque los europeos ya se hubiesen muerto de hambre si no se descubría la papa. Tengo proyectos muy relacionados con la papa, la quinua, la papalisa, la oca, que son elementos que verdaderamente me tienen inspirado desde hace mucho tiempo. También frutas muy nuestras como la chirimoya, la tuna y el pacay.
¿Qué les diría a los jóvenes artistas que emergen?
Que nunca dejen de ser niños, si dejas de ser niño, empiezas a tener miedos, paranoias y complejos. El artista trata de buscar la libertad si no la encuentra temprano.
El artista nació en la paz y estudió arquitectura en la umsa. Gastón Ugalde también tiene estudios en Economía y Ciencias Políticas en Simon Frasier University. Además completó sus estudios en la Escuela de Artes de Vancouver, en Canadá. Desde 1972 tuvo más de 58 exposiciones individuales y más de 160 colectivas en Bolivia y varios países del mundo, tales como Brasil, Paraguay, Puerto Rico, Estados Unidos, Ecuador, México, Chile, España e Italia, entre otros.
En 2002 fue honrado con el premio Konex junto al arquitecto brasileño Oscar Niemayer.
En La Paz, parte de su obra se aprecia en la actualidad en el Museo Nacional de Arte.
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