Hay artistas para los cuales los espacios y lenguajes tradicionales resultan demasiado pequeños para expresar lo que bulle en sus mentes creativas. En ese sentido, la técnica conocida como performance es uno de los métodos más utilizados por los artistas contemporáneos para manifestar esta necesidad. Se trata de salir del estudio para pasar a la acción directa, viviendo la obra como una experiencia, efímera, pero viva.
En los últimos años han sido varios los artistas de nuestro medio que han tomado literalmente la idea de ‘salir’ de los espacios tradicionales para llevar su trabajo a la calle. De esta forma nace la performance urbana, que junto a la intervención urbana han acercado el arte al ciudadano de a pie, siendo varias las iniciativas que se vienen desarrollando para dar impulso a esta labor.
Arte en la calle titula la exposición que el Centro Cultural Santa Cruz (CCSC), festejando su segundo aniversario, inauguró ayer, con la participación de cuatro jóvenes creadores: Óscar Barbery, Alfredo Román, Marcela Rivera y Nadia Callaú.
En esta ocasión, Barbery empapeló las paredes del casco viejo con su Cuestionario para no llenar, que nació de una residencia en la galería Kiosko en 2009. “Marque con una cruz la ropa interior indicada para recibir malas noticias”, dice uno de los planteamientos del cuestionario con el cual Barbery pretende establecer un proceso de comunicación en vía pública. “Se trata de que el espectador se desenchufe de lo que está pensado en ese instante que camina por la calle. Este cuestionario me ha servido para evidenciar mis inquietudes y a partir de ahí trabajar en las imágenes de mis obras”, expresó el artista.
Por su parte, Alfredo Román salió una noche a comprar nueve bolos de coca masticados por nueves serenos de la ciudad (Bs 50, cada uno) y con ellos pintó las paredes del CCSC. El resultado fue la obra Igual (=), que se puede apreciar en el video situado en una de las salas. “Dentro del concepto de intervención urbana, me pareció que estos serenos intervienen la calle todos los días, con su sola presencia y con los escupitajos que dejan en las esquinas, producto de masticar coca. Ellos tiñen las veredas de verde. Esa es su huella”, indicó Román.
A su turno, Nadia Callaú muestra en fotografías las intervenciones que realizó para las series No me confundas (referidas a las contradicciones del Gobierno respecto al tema autonomía) y Cinco palabras, que incluía pegar frases en el pavimento que remiten a un lugar personal de pertenencia (Mi canción, Mi letra, Mi visión, Mi hablar, Mi música).
Mexicano. Roberto de la Torre realizó una performance con la bandera cruceña en El Arenal
En el caso de Marcela Rivera el tema religioso está presente nuevamente en su obra (la artista se convirtió en una medida desde el atrio hasta el altar de la catedral para saber cuántas ‘Marcelas’ se necesitan para llegar a Dios,). Esta vez escogió la figura de María inmaculada para empapelar el muro que se encuentra en la esquina de las calles Ballivián y René Moreno. “Es como un tema repetitivo en mí, pero lo cierto es que hay todavía un cuestionamiento y un asunto pendiente con la religiosidad”, dijo Rivera, que celebró que su obra hubiese sido, en parte, cubierta por afiches relacionados con actividades para la mujer.
Otro de los eventos que han surgido para impulsar estas expresiones es Plataforma 2011, como parte del proyecto de la galería Kiosko, que reunió a seis artistas actuales del país para llevar sus proyectos a la calle. Fue así que el mexicano Roberto de la Torre y los nacionales Galo Coca, Douglas Rodrigo Rada, Alfredo Román, María Isabel Jordán y Santiago Contreras dialogaron con los espacios cotidianos y las vivencias rutinarias de Santa Cruz. Ya sea ‘interviniendo’ la fuente de agua de la Manzana Uno (Contreras) o estableciendo una relación entre la primera loseta que se colocó en la ciudad con la fórmula química de la cocaína (Román), estos trabajos tienen en común la transgresión como motor y la ruptura con los signos de identidad del arte ‘tradicional’.
Cartel. En su Cuestionario para no llenar, Óscar Barbery plantea preguntas vinculadas a la existencia de manera simple
Raquel Schwartz, directora de Kiosko, opina que aún es temprano para considerar que hay un público consolidado para este tipo de arte, pero que con proyectos como Plataforma 2011 y cualquier otro similar se garantizan aportes importantes para lograr avances. “Se debe generar más espacios para este tipo de obras, sobre todo para las acciones urbanas, performances, videos y trabajos que permitan interactuar con la gente y que se convierta en un motor de detonación de algo grande en la sociedad”, expresó Schwartz.
Cruceña. La frase Mi canción forma parte de la serie Cinco palabras de la artista Nadia Callaú
Tenemos que experimentar más cosas
Douglas Rodrigo Rada / Artista
La performance es arte vivo. Es una acción preparada que tiende a buscar un vínculo con la vida misma. No es tanto una representación simbólica, ni un producto que se puede vender, es un acto, un momento. El hecho de que sea espontáneo conlleva el riesgo de que no salga como se lo pensó inicialmente. Como productores y responsables de llevar adelante proyectos de performances urbanas debemos tener bien claro qué es lo que quiere hacer el artista y si es factible.
Sería maravilloso poder hacer flotar la catedral o tal vez habrá alguien que quiera hacer una performance como la de Chris Burden (EEUU), que se hizo disparar en el brazo con una pistola cargada, pero sabemos que eso es muy difícil. Entonces tratamos de que conjuguen todos los aspectos, como las posibilidades presupuestarias, el permiso de las autoridades y la temática. De todos modos, me gusta pensar que estamos amparados por la Constitución, que nos define y define nuestras posibilidades como artistas.
Todo esto me dice que estamos en los límites de la expansión del arte. Para mí, una obra que ha logrado su objetivo es la que es capaz de expandir la percepción del individuo común respecto a lo que significa el arte. No obstante, el público boliviano aún es novel. Tenemos que experimentar muchas más cosas para ver qué pasa, para darle vida a la sociedad. En los cambios está nuestra vida proyectada hacia el futuro.
Recursos
- Evolución. En los años 60, las performances se nutrían del arte tradicional –artes plásticas, música, poesía, teatro y danza– y del arte popular –carpa, cabaret y circo–. Hoy las alimentan el cine experimental, videoarte, instalación y arte digital, entre otras técnicas.
- Referente. Chris Burden (Boston, 1946) es un artista estadounidense que se ha hecho conocido por sus arriesgadas performances (foto). Para su tesis en Artes visuales presentó la obra Five Day Locker Piece, en la que se encerró durante cinco días en su casillero. En 1978 fue profesor en la Universidad de California (Los Ángeles).
- Fenómeno. Desde finales de la década de los 90, surgió un circuito de festivales internacionales de performance. En 2000 se formó la Organización Internacional de Artistas de Performance.
- Nacionales. En el país, los concursos, las bienales y workshops, como Kilómetro 0, han sido espacios para la realización de performances. Entre los artistas contemporáneos que han trabajado en esta área se encuentran Galo Coca, Alejandra Dorado, Eduardo Ribera, Julio González y María Isabel Jordán (foto). Esta última causó revuelo cuando se desnudó en la Expomujer 2010.
- Intervenciones. Un artista que ha sobresalido con sus intervenciones urbanas es Alfredo Román, que ganó el premio Arte Huari en 2007 ‘interviniendo’ al Mojón con cara. Además, ha dejado su sello en las paredes, postes y losetas de la capital cruceña.
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