El rector de la Universidad Gabriel René Moreno, Reymi Ferreira, encomendó la realización de la obra sobre el escritor del Siglo XIX y la supervisión fue realizada por Paula Peña, historiadora y directora del archivo de Santa Cruz.
La obra de René Moreno no es de fácil lectura, pues aparte de Los últimos días coloniales, Las matanzas de Yáñez, Teoría de la literatura general y algunos libros más, sus escritos están compuestos por innumerables notas, que pueden extenderse hasta textos biográficos.
Uno de sus biógrafos, José Luis Roca, calculó que René Moreno leyó y revisó 1.300 periódicos, unos 20.000 folios manuscritos y 11.000 libros y folletos de Bolivia, que registró minuciosamente en sus catálogos.
En una carta a su hermano Arístides, escrita en Buenos Aires en 1874, le hace esta confesión reveladora: “nunca he sido haragán y sí puedo pasar por uno de los peones más formidables del trabajo desinteresado e improductivo. Lo digo para tu satisfacción. En vez de dedicarme a los vicios consoladores, he trabajado como copista. Durante el año, he llevado a cabo una obra de las proporciones siguientes: seis volúmenes en folio de oficio con 550 páginas cada uno, cinco de los cuales están escritos de mi puño. Compónese de copias, extractos y anotaciones de documentos para la historia argentina, relacionados con Bolívar y Bolivia”.
En sus dos viajes a Bolivia -el segundo para despedirse de su madre enferma, a quien no veía desde cuando abandonó Santa Cruz junto a su padre, a sus 13 años- René Moreno recogió un impresionante número de documentos que se hallaban prácticamente abandonados o guardados en bibliotecas privadas de amigos que los facilitaron para ser sistematizados y comentados en sus tomos de la Biblioteca boliviana y peruana.
Pidiendo contribuciones
En esa oportunidad, hizo un llamado a sus compatriotas para que le favorecieran con sus dádivas.
“Con el título que me da tan alto propósito, me presento ahora yo mismo en persona ante mis queridos compatriotas, solicitando rendidamente su cooperación a la obra (...) Para el efecto no promuevo suscripciones ni exijo adelantos pecuniarios, ni despliego programa de ricas promesas, ni propalo anuncios para la novelería.
En la actualidad pido impresos y más impresos bolivianos. En seguida solicito datos e informaciones sobre los verdaderos autores de ciertos opúsculos anónimos, y acerca de la impresión y circulación referentes a impresos importantes de las tres formas.
Los días presentes son preciosos y fatales. En el plazo de duración que la naturaleza ha fijado a las fuentes vivas y originales, propias de este linaje oral de investigaciones, comienzan ya a enrarecerse las filas de la generación que figuró en los tres primeros decenios de la república, y esa generación es el único testigo sabedor de las oscuras menudencias que constituyen el germen de ciertos esclarecimientos brillantes, y a veces sorprendentes, que la bibliografía hace brotar para la historia”.
En las 80 láminas ilustradas que contiene el nuevo salón, que será inaugurado en la universidad cruceña que lleva el nombre del escritor, se registran textos del propio René Moreno o de otros autores que tuvieron que ver con él y su obra, entre ellos Vicuña Mackenna en Chile, Ricardo Palma en Perú y Bartolomé Mitre en Argentina.
También de su viaje a Europa, acompañado de Aniceto Arce, donde aprovechó de visitar las bibliotecas de París y Londres, en busca documentos bolivianos, con algunas escapadas a la ópera, pues tenía pasión por la música.
El museo por dentro
Vale la pena señalar que éste es el primer ambiente museístico en Bolivia dedicado a un escritor nacional, lo que no es poca cosa en un país en que interesa poco la obra de sus escritores y artistas.
Las láminas son, por lo general de 50 x 70 centímetros, pero hay algunas de hasta de dos metros de base que van acompañadas de textos de René Moreno o de escritores que opinan sobre su vida y obra y reflejan también cómo eran Charcas, Santa Cruz, Santiago, Valparaíso, Lima, Londres y París en el siglo XIX.
René Moreno realizó toda su monumental obra a mano porque durante su vida no se familiarizó con la máquina de escribir.
El escritor pensaba crear una segunda parte de su “magna opus” Los últimos días coloniales, pero la malhadada misión que le encargó el presidente Daza en 1879, de llevar a Tacna las llamadas “Bases chilenas” para que Bolivia se retirara del conflicto, misión por la que fue canallescamente tildado de “traidor a la patria”, le amargó el carácter hasta su muerte en 1908.
A ello se debió a que no haya escrito esa segunda parte. Sin embargo, nunca renunció a su nacionalidad y consagró toda su obra a Bolivia.
El objetivo de la muestra es hacer accesible al público en general y, sobre todo a estudiantes y turistas, la vida y pensamiento de René Moreno quien, como sabemos, pasó casi medio siglo en Santiago de Chile como director de la Biblioteca del Instituto Nacional, por entonces la más importante de ese país. Posteriormente se creó la Biblioteca Nacional.
Baptista Gumucio, que hace dos años entregó el museo de Ingavi en Viacha, abriga entre sus proyectos futuros construir un museo en Cobija sobre la historia del caucho y la guerra del Acre, otro en Trinidad, sobre las misiones jesuíticas, en Cochabamba sobre el siglo XIX de Bolivia, en Catavi, sobre Simón I. Patiño y en Camargo, sobre Carlos Medinacelli y la Chaskañawi.
Algunas obras del escritor cruceño
Pluma Su obra más interesante es Los últimos días coloniales en el Alto Perú. Después de este trabajo siguen en interés Las matanzas de Yáñez y el Catálogo del archivo de Moxos y Chiquitos.
Obra Entre el resto de sus numerosas publicaciones destacan Introducción al estudio de los poetas bolivianos (1864), que muestra al crítico en plenitud; Anales de la prensa boliviana (1886); Bolivia y Argentina (1901) y Bolivia y Perú (1905).
Misión Enterados en Bolivia de su labor en Chile, el gobierno boliviano le nombró secretario de la legación allí acreditada, a la cual sirvió entre 1871 y 1873, misión que no fue reconocida debidamente en nuestro país. Se hizo ver como que servía más al vecino país.
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