El proyecto surgió en un taller del Centro de Especialización Teatral (CET), promovido por los organizadores del Festival de Teatro Internacional de La Paz (Fitaz). Para esto, la autora recibió el apoyo del dramaturgo suizo Erik Altorfer. “Partíamos de la premisa de encontrar un tema que sea candente para una misma, para el país o para el mundo. Lo que buscábamos era generar un teatro que responda a una necesidad del momento, que sea un reflejo de lo que está sucediendo. El objetivo es tratar este tema candente de una forma sorprendente, de tal forma que las personas puedan darse cuenta de que se trata de algo que nos afecta a todos”, explica Ibáñez.
De esta forma, La hermandad fue tomando cuerpo en el taller y fue ganándose el apoyo del Fitaz, el cual, para su próxima versión, presentará la obra en una modalidad nueva: mostrará dos versiones de la misma pieza a través de los ojos de distintos directores.
Sin embargo, este 24 de agosto será la primera vez que La hermandad salga a la luz, y de manos de su autora. “Tras escribirla, asumí el reto de dirigirla. Para eso invité a un grupo de actores profesionales que respeto y admiro; a ellos les gustó el proyecto e iniciamos un arduo trabajo”, acota la también actriz, que asumió este rol tanto en teatro como en audiovisuales. “La experiencia ha sido genial. Son cinco artistas de diferente grupos y formas de trabajo y experiencia; ha sido enriquecedor, pues cada uno ha estado al servicio del compañero y del proceso”.
La obra se maneja dentro del ámbito del misterio, planteando un escenario ficticio que, de pronto, va cobrando tintes reales. “Mostramos la realidad desde una perspectiva diferente. El público va a poder identificar estos hechos, pero vistos con humor, con algo de ironía”, agrega la directora.
El equipo artístico
-Actúan Bernardo Arancibia, Mario Aguirre, Marco Antonio Villarroel, Edwin Urquidi y Jesús Rojas.
-Carmencita Guillén asiste en dirección. La música es de Alejandro Rivas.
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