En ese tiempo, artistas de la talla de Cecilio Guzmán de Rojas, Juan Rimsa, Jorge de la Reza y Víctor Chavatal, inmersos en la producción de la pintura de caballete, no dedicaron su atención a la acuarela como se puede observar en la escasa producción de obras de esta especialidad en comparación con sus obras denominadas de caballete.
Al contrario, serán los artistas David Crespo Gastelú, Gil Coimbra, Jorge Imaná, Valerio Calles, César Benavente y Raúl G. Prada, quienes aborden las técnicas al agua, particularmente témperas y gouache, además de acuarela para realizar la mayoría de sus obras.
Particular énfasis en la obra de Crespo Gastelú quien, además de desarrollar una técnica depurada en sus témperas, documentó con su obra muchas facetas de la cultura, tradiciones y costumbres del ámbito urbano y rural del siglo XIX y principios del XX en nuestra capital. (…)
Maestros
Dos artistas se constituirán en los verdaderos cultores del arte de la acuarela en Bolivia. Los maestros Julio César Téllez Román y Ricardo Pérez Alcalá.
El maestro Téllez, discípulo de Rovira, desarrolla una obra influida por su formación en arquitectura y dirige su mirada a la representación del paisaje urbano de la ciudad de La Paz y de las actividades de la cotidianidad. Téllez pinta con fidelidad el color de la ciudad del Illimani. No hay espacio que no sea representado por su paleta y su acuciosa mirada se desperdiga en los zaguanes, calles y azoteas de la urbe. Su pasión por pintar fuera del taller consolida su maestría como artista del paisaje paceño. (…)
Por su parte, Pérez Alcalá, en un trabajo sostenido y perseverante con la acuarela, establecerá a la especialidad con su obra como Arte Mayor.
Pérez Alcalá constituye el punto de inflexión en la historia de la acuarela en Bolivia. Su producción plástica sobrepasa los límites hasta entonces vedados para una técnica pictórica menospreciada y confiere a la acuarela el sitial privilegiado de pináculo de la pintura en Bolivia. Su incursión en otros ámbitos geográficos, México por ejemplo, donde obtuvo consecutivamente el Premio Nacional de Acuarela, su reconocimiento en bienales nacionales e internacionales de arte, las innumerables visiones estéticas plasmadas en sus obras de excelente calidad técnica y conceptual le han significado en justicia, el título de “Maestro de maestros”. (…)
Los 80
En la década del 80, una nueva visión de la especialidad irrumpe en el panorama del arte boliviano. Particularmente en las ciudades de La Paz y Cochabamba, donde la acuarela cobra importante protagonismo. Sin embargo, las vertientes plásticas y estéticas son diametralmente opuestas. En la ciudad del Illimani, centro cultural boliviano por excelencia, se desarrolla una nueva visión de la especialidad, tanto en el tema como en la técnica de la acuarela.
Mario Conde y Javier Fernández inician lo que puede denominarse la corriente contemporánea de la acuarela. Alejados con determinación y capacidad del paisaje y de los bodegones tradicionales, sus obras abordan temas con fuerte contenido político en el caso del hiperrealismo de Conde y de un realismo subjetivo etéreo y poético en las obras de Fernández. (…)
Por su parte, los acuarelistas cochabambinos exponen un despliegue de virtuosismo y diálogo con el encanto y el color del paisaje valluno y una mirada acuciosa a los rastros del tiempo en las poblaciones rurales de Cochabamba.
Darío Antezana, Remy Daza, José Rodríguez Gerardo Zurita y Gonzalo Torrico son los representantes sobresalientes de esta etapa en la producción acuarelística.
Antezana desarrolla un acertado tratamiento de la luz en su obra de notable calidad técnica y la sutileza del color en los temas de la cotidianidad son los atributos de Daza, quien además tiene en la figura humana femenina a una de sus clásicas representaciones.
Por su lado, Rodríguez emprende una corriente más subjetiva y no exenta de visos sociales, aunque también matizada por la representación de temas cotidianos de paisajes urbanos y rurales. (…)
Siglo XXI
En los albores del siglo XXI destaca la obra de Álvaro Ruilova, notable artista polifacético. Su vigoroso dibujo define la calidad de su propuesta plástica. En esta dirección se inscriben Rossmery Mamani y Rina Mamani, quienes demuestran una gran capacidad expresiva y sobrada solvencia técnica. Junto a ellos se considera también la obra de Jorge Dávalos, Consuelo Mendieta y Alejandra Alarcón en nuevas vertientes de producción.
que buen culo el artista es un depravado
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