Una anécdota familiar y de la historia. Así como Francisco Tadeo Diez de Medina y Vidangos preparó, sin quererlo y hace 236 años, ese escenario imponente para el Museo Nacional de Arte; otro Tadeo Diez de Medina, pero con el apellido final “y Mena”, heredó el palacio colindante fechado en 1768 para el proyecto de ampliación del repositorio. La vivienda es más conocida como la ex Villa de París.
La futura casa de ‘lo indígena’
El inmueble une las esquinas de las calles Comercio y Yanacocha. Perteneció al mayor productor de coca del Alto Perú, que al parecer fue pariente de su vecino. Más aún, se encontró un pasadizo que enlaza a las propiedades. La vivienda fue adquirida en un millón de dólares, dinero pagado por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia a la familia Nina, la dueña de una conocida pollería que operaba en el sitio.
El plan del museo liderado por Édgar Arandia es que el lugar acoja principalmente al Salón Indigenal, que montará expresiones simbólicas indígenas desde el plano estético, no desde lo etnográfico ni antropológico. Para ello ya se reciben donaciones de objetos precolombinos de las culturas tiwanakota, inca, de los valles, los chacos... y ya se esboza la museografía que dirigirá este flamante recorrido histórico.
Pero primero, la casona del “otro Tadeo” será sometida a una restauración rigurosa. Se salvará todo lo que quedó de una intervención que destruyó gran parte de su arquitectura de estilo barroco mestizo andino, similar a la del palacio de Francisco Tadeo. Muchos pisos, escalinatas, arcos y pintura mural son parte del recuerdo, y quedan leves vestigios que buscarán ser resucitados.
Los consejos están en manos de los consultores: un arquitecto, un arqueólogo y un historiador que intentan desentrañar los secretos del inmueble y prepararlo para una nueva vida. Esta fase ya se encuentra en el final y luego se pasará a la restauración, que durará dos años y que cuenta con el financiamiento y la ayuda de la Escuela Taller de la Cooperación Española.
La ex Villa de París también acogerá la Sala Infantil, diseñada ergonómicamente para los más pequeños, bajo la premisa de que valoren las culturas indígenas. Además, estará la Sala de los Cinco Sentidos, dedicada a las personas con capacidades diferentes. Y se busca que los espacios sirvan para la ampliación de las salas de artes virreinal, republicana y contemporánea, y que cuenta con varios depósitos y un garaje.
Una cuadra entera de la Comercio
Asimismo, la galería profundizará sus proyectos estrella, como el Museo con Teatro, que recurre a diplomáticos para expresar el contenido del sitio a través de dramatizaciones y dando vida a personajes de los óleos. El Museo con Música, que organiza conciertos. El Museo Donde Tú Estás, que lleva a las provincias y ciudades intermedias del país réplicas de obras y de una historieta sobre Marina Núñez del Prado.
“Un museo vanguardista”, a ello apuntan sus administradores. Y con la anexión de la casona del “otro Tadeo” y la próxima dotación del espacio intermedio que la une con la vivienda de Francisco Tadeo, que actualmente está en manos de un establecimiento educativo de tres turnos, pero cuyo desalojo ya está en curso, se espera completar la “cuadra del Museo Nacional de Arte” en la Comercio.
En sí, el repositorio ocuparía casi 60 por ciento del manzano que colinda con la calle Potosí. Y si de soñar se trata, no se desecha hacer gestiones para adquirir el inmueble del Hotel Torino, que por sus características fue parte del palacio del oidor Francisco Tadeo Diez de Medina y Vidangos, ya que éste tiene inclusive una puerta tapiada que une su tercer piso con la galería alta del sitio de la Socabaya.
Por ahora, ya se maneja que en los ambientes de la escuela desocupada se arme un amplio taller de restauración con toda la tecnología a su alcance. El Salón Indigenal que habitará en la ex Villa de París (bautizada así, según Arandia, porque era un lugar donde funcionaban tiendas y un café para los amantes del tango) también ya tiene nombre: Los orígenes del arte boliviano. Y hasta se habla del próximo cambio de razón a Museo Plurinacional de Arte.
Así, el legado de los dos Tadeos Diez de Medina se ha visto unido para un fin: la difusión artística. Ello sin dejar de lado que las casonas de otros Diez de Medina, o de parientes de ellos, también acogen en La Paz al Museo Nacional de Etnografía y Folklore y el Museo Tambo Quirquincho. Como se dijo, una travesura familiar y de la historia.
La historia del ‘otro’ Tadeo Diez de Medina
Eran vecinos. Tal vez parientes. Y tenían el mismo nombre. El dueño de la casona que hoy es el Museo Nacional de Arte se llamó Francisco Tadeo Diez de Medina y Vidangos; el del palacio contiguo, sobre la calle Comercio, Tadeo Diez de Medina y Mena. Son “los dos Tadeos”.
El primero era abogado y llegó a ser oidor de la Audiencia de Charcas e incluso Gobernador de Chile; el otro fue el mayor productor de coca del Alto Perú. Así logró determinarlo el historiador Rolando Carvajal, que se basó en datos de Herbert S. Klein.
Tadeo Diez de Medina y Mena, según la información, “parece que venía de una sólida pero oscura familia de comerciantes” y “es probable que fuera al menos pariente lejano del Oidor”, dado su nombre y porque tomó el cuidado de sus hijos cuando éste viajó a España en 1778.
Se dedicó al comercio y a la agricultura. Falleció en 1806, tras haberse casado dos veces. “Sin embargo, hacia 1820... el imperio” del hábil hombre de negocios “estaba quebrado en varias unidades familiares independientes”, quiebra que también padeció el “otro Tadeo”.
La cárcel de más de 3.000 piezas olvidadas
Más de tres mil piezas artísticas recuperadas e incautadas yacen olvidadas en el depósito del Museo Nacional de Arte. El sitio se ha convertido en su reclusorio, ya que tiene vedado el ingreso, incluso para el personal de restauración, salvo que se consiga una orden judicial. Entre los objetos hay pinturas, esculturas, muebles, retablos, platerías, líticos, tejidos y no todos pueden considerarse obras de arte o patrimonio histórico.
De acuerdo con Reynaldo Gutiérrez Bedregal, responsable de la Documentación y del Montaje de Exposiciones en el repositorio, el personal del ex Viceministerio de Cultura, hoy Ministerio de Culturas, eligió al museo como custodio de estas piezas por la seguridad que les puede brindar y porque aquél no cuenta con espacios para protegerlas.
Los objetos datan de casos de supuesto robo o tráfico de hace 25 años, y el último que se presentó es del 2004. Gutiérrez calcula que son más de 15 juicios en los que están envueltos, los cuales están paralizados en sus investigaciones, y ni siquiera se sabe se prescribieron. Esta dejadez pone en riesgo a las obras que son antiguas y que se van deteriorando con el paso del tiempo. Incluso hay lienzos sin bastidores y tejidos en mal estado que requieren tratamiento.
Gutiérrez informa que en el cúmulo de piezas hay hasta bolsas con aguayos, que más bien tienen características de haber sido fabricadas recientemente, pero las autoridades las incautaron sin verificar si tienen algún valor histórico. No obstante, sólo falta esperar que los juicios lleguen a buen puerto: la sentencia ejecutoriada.
El director del repositorio, Édgar Arandia, adelanta que solicitará a la ministra de Culturas, Elizabeth Salguero, que se proceda a la custodia permanente de estos objetos por parte del Museo Nacional de Arte, por lo menos aquellos que son precolombinos y de la Colonia, para que sean expuestos en los nuevos espacios del repositorio, en la ex Villa de París.
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