El Presidente del museo se refirió con esto a la exposición permanente dedicada a la Diablada, inaugurada recientemente, un espacio donde pueden apreciarse trajes y máscaras de la danza que ha sido declarada, junto al Carnaval de Oruro, como Patrimonio de la Humanidad.
Stéphane Martín hizo énfasis acerca del tamaño del espacio dedicado a la Diablada boliviana, espacio que, claramente, supera a las representaciones de las culturas de otros países.
El privilegio no es de ningún modo inmerecido, más allá del indudable valor cultural de la Diablada, para el museo constituye uno de los mayores éxitos entre sus exposiciones permanentes.
La ministra boliviana de Culturas se comprometió a hacer llegar al Quai Branly información complementaria respecto al mencionado patrimonio cultural boliviano, en forma de material bibliográfico, fotografías, vídeos y archivos sonoros.
El jefe del celebérrimo museo parisino adelantó su antiguo anhelo de viajar a Bolivia, sueño que, adelantó, podrá realizarse en el primer semestre del próximo año.
Stéphane Martin destacó la estrecha colaboración que mantiene con el Museo de Etnografía y Folklore de Bolivia (Musef) y su director, Ramiro Molina.
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