Lleno de piezas antiguas que evocan el pasado, el Museo Histórico Marítimo, de la Escuela Naval Militar, participará por primera vez en la Larga noche de los museos, el próximo sábado 21 de mayo, un paso fundamental para darse a conocer al público masivo.
El repositorio cuenta con cuatro salas, en las que se exponen uniformes navales, trabajos de cabuyería (técnica para realizar nudos en cuerda), instrumentos de navíos antiguos, reliquias históricas, muestras de nautomodelismo con réplicas de navíos a escala y una sala de documentos originales.
Esta galería militar fue creada el 13 de octubre de 2009 con el propósito de “preservar las reliquias marítimas, ser la memoria histórica del patrimonio y difundir la historia naval”, según explicó uno de los responsables, quien destacó que el día de su inauguración se realizó una entrega de reliquias, como un fusil del combate del Puente Topáter.
De esta manera, las piezas que se exhiben permiten conocer y revivir la historia boliviana con todos sus logros y fracasos.
Entre cientos de objetos y legajos, destacan algunos importantes documentos que se conservaron pese al paso de los años.
1879
se inició la Guerra del Pacífico y terminó en 1883, con la pérdida del mar boliviano.
Enmarcada y colgada en una de las paredes, se puede leer una carta escrita por Eduardo Abaroa, dos días antes del combate que marcó el inicio de la Guerra del Pacífico, además, como en una hemeroteca, los diarios de aquella época se encuentran empastados en tomos de gran formato.
Pero más allá de esta museografía, las salas también tienen su lado didáctico, pues los niños pueden recrear la historia a partir de una muestra de embarcaciones hechas al detalle por los cadetes de la Escuela Naval.
Una de las debilidades de este museo es la falta de políticas de conservación de las piezas, que según indica el teniente de Fragata Christian Goytia es un problema que será resuelto en pocos meses. Por el momento, la principal expectativa está en que más personas conozcan el recinto instalado en la calle Juriasti Eguino, dentro de la Escuela Naval Militar.
La creatividad y la destreza plasmada en piezas históricas
Una de las materias que pasan los cadetes de la Escuela Naval Militar, es el modelismo, en la que aprenden a armar todo tipo de embarcaciones a escala.
Los alumnos son guiados desde 1999 por el profesor y suboficial primero Florencio Mayta, quien se inició en este oficio como autodidacta.
“Soy especialista en barcos y para mí terminar todo modelo que empiezo es un verdadero desafío”, comenta Mayta mientras sostiene uno de los moldes hecho con recina.
Se trata de un trabajo minucioso y cuidado al detalle. En cada navío juega la creatividad y el ingenio para reciclar material que puede servir en la elaboración de las piezas que después serán expuestas en el Museo Histórico Marítimo.
Cada clase dura a tres horas y sólo se lleva a cabo una vez a la semana. “Es por eso que se tarda de dos a tres meses en acabar un barco con muchos detalles”, advierte el profesor.
Una vez terminado el trabajo, se lo puede vender hasta en 15.000 bolivianos.
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