Cada pieza fue elegida por Palmer y David Händel, director de la Sinfónica. “Las composiciones románticas ponen énfasis en la melodía y la armonía. Incluyen más elementos como coros y muchas son programáticas y tienen una historia. En el caso de Tchaikovsky, hay una progresión de la oscuridad y tragedia al triunfo humano sobre la diversidad”, explicó Palmer (Boston, 1957).
El músico invitado estudió en las universidades de Harvard e Iowa y en el Conservatorio de Massachusetts. Actualmente dirige tres orquestas sinfónicas en su país. Fue convocado por Händel, quien el próximo año conducirá, en Estados Unidos, una de las orquestas a cargo de Palmer.
Los recitales serán los primeros del cochabambino Eduardo Rodríguez como concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional. Palmer calificó al violinista como muy talentoso, poseedor de una gran técnica y con la habilidad “de vender la pieza (musical)”.
Rodríguez es considerado uno de los principales violinistas del país. Estudió en Europa y fue concertino en orquestas como la de Yucatán, en México; la Orquesta Sinfónica Nacional de Ecuador y la de Sergipe, en Brasil.
El cochabambino sustituirá así a Fredy Céspedes, quien ejerció el puesto de concertino durante cuatro décadas. “Ahora el maestro Céspedes decidió dedicarse a otros proyectos, como la Orquesta Sinfónica de El Alto”, explicó Flavio Machicado, director ejecutivo de la Fundación Orquesta Sinfónica Nacional.
Los boletos se venden en el Centro Sinfónico a Bs 50 (platea), 70 (mezanine B) y 100 (mezanine A). El Romanticismo surgió a finales del s. XVIII para resaltar al sentimiento en un mundo sumergido en el ámbito de la razón.
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