Los organizadores afirman que el vestido contiene información acerca de las sociedades, de sus valores, sus ritos y sus formas de vida y pensamiento, en ese sentido se constituye en documento de estudio de la cultura y la sociedad. En Bolivia, la influencia del mundo europeo a fines del siglo XIX y principios del XX fue intensa y vuelca sus ojos, concretamente, hacia Francia. Las casas se rediseñan al “estilo francés”, la gente vestía según la moda parisina y todo esto era posible gracias al “auge de la plata”.
La clase adinerada de la época, importaba su vestimenta de Europa, y otras, de menores recursos económicos, vestían prendas de manufactura local basada en los figurines que llegaban desde París.
Hacia 1895, la variedad de telas aumenta en sedas, terciopelos, satines, los tradicionales encajes que denotan la opulencia, los encajes o broderies de Chantilly, Brujas y Bruselas en Bélgica, utilizados estos últimos en mantillas, chales y abanicos. Gran variedad de accesorios, como las sombrillas, sombreros y pañuelos conforman la muestra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario