Ante el anuncio de la eliminación del Ministerio de Culturas de la presidente Jeanine Añez, la respuesta del sector cultural y artístico del país ha sido mayoritariamente de contundente rechazo. Bajo la consigna “Soy artista, no soy un gasto absurdo” este segmento se declara en emergencia.
“Para el sector la aguda crisis de la institucionalidad cultural, acrecentada los últimos años, tocó fondo con el cierre del Ministerio de Culturas (…). Ante el cierre y la crítica situación económica que vive el sector, independiente de reclamar el derecho conculcado, consideramos debemos centrar la demanda ante la Asamblea Legislativa y el Ejecutivo transitorios en un Fondo Especial de Emergencia Cultural, en una ley extraordinaria”, señala el gestor cultural, Juan Espinoza del Villar a Página Siete.
Actores del quehacer cultural y artístico se declararon desde el jueves en la noche en emergencia y han surgido las primeras autoconvocatorias para un encuentro o reunión para definir los ejes fundamentales respecto a la actual coyuntura. “De esta afrenta van a surgir artistas mejor organizados que vamos a luchar por proyectos y leyes más grandes. La creatividad y el amor por nuestro arte son nuestra razón y ley de vida”, asegura la actriz Erika Andia.
“Acaban de dejarnos sin casa. Se olvidaron que nosotros somos la bandera (del país) que llevamos al mundo, se olvidaron que nosotros tenemos voz y que estamos vivos (...). Convoco a todos los hermanos artistas del país a pronunciarse en las redes sociales y la prensa”, Edgar Rojas del grupo Bonanza y la Coordinadora Nacional de Músicos.
"No corresponde a un Gobierno de transición"
Para el gestor, investigador y activista cultural, David Aruquipa, la idea de que el Ministerio de Culturas solo compete a los gestores culturales y a artistas que se suben al escenario no puede estar más alejada de la realidad.
“Estamos hablando de una lucha para que se reconozca a los pueblos originarios, de su patrimonio cultural inmaterial y material. El registro, la catalogación, la investigación, planes de salvaguarda y reconocimiento de las fiestas nacionales”, destaca.
Para Aruquipa y varios miembros del sector esta determinación no corresponde a un Gobierno de transición, y que más allá de que la gestión del MAS haya gustado o disgustado creó el ministerio de Culturas habiendo sido democráticamente elegido, pero luego de un trabajo arduo del sector que conquistó esa creación.
La legitimidad de un derecho
“Se ha descuartizado un derecho que nos ha costado conquistar y que se plasmó en la creación del Ministerio de Culturas, y que ahora pasa al Viceministerio de Interculturalidad”, asegura Aruquipa y argumenta que es una provocación, pero también una imposición ideológica ante un sector que tiene una posición crítica a la gestión Añez.
Para la productora de cine Victoria Guerrero la decisión se constituye en un atropello a los derechos culturales de cada ciudadano debido a que la cartera de Estado le daba legitimidad a una demanda de la sociedad civil desde hace muchos años.
“(Ello) por reconocer la cultura como esencial en la construcción del Estado y vital para la sociedad, lanzar esa medida en un momento en que los artistas, gestores y la actividad cultural no pueden hacer nada para sobrevivir, es un desatino y encima decir que la cultura es un gasto absurdo dice más del Gobierno actual, y su política ignorante y autoritaria”, asegura Guerrero.
Para la actriz Marta Monzón existe una “supina ignorancia” sobre la importancia de una economía naranja para el desarrollo del país, al lado y en proporcionalidad de la salud pública, el medioambiente, los deportes, la educación y la planificación.
“Somos miles de micro emprendedores que hemos sostenido y alimentado lo invisible, lo que no es evidente, pero que está presente en nuestras vidas desde una genética social y cultural que nos acompaña desde antes del nacimiento”, enfatiza Monzón.
“Hubo señales del desmantelamiento”
Monzón añade que hubo señales previas para este desenlace, una de ellas fue el desmantelamiento del PIU (Programa de Intervenciones Urbanas) al no pagar lo adeudado y retrasar la cancelación de los Premios Abaroa del 2019.
“Dar canastas por convocatorias fue una desmedida al paso, ya que ni siquiera hubo un cálculo aproximado de la población artística en emergencia de todo el país. No dar ninguna respuesta concreta a las demandas de los diferentes sectores, dio una pauta clara de la inexistencia de planes o políticas de parte de las autoridades”, indica.
Una lucha de décadas
Aruquipa recuerda a los colectivos que tenían una mirada política respecto al quehacer cultural y artístico en el país, ellos junto tantas otras agrupaciones se articularon para luchar por la creación de un Ministerio de Culturas.
Miembros del sector cultural tienen una mirada crítica sobre lo que pasó con esta cartera de Estado que no tuvo una estructura, pero coinciden en que la solución a ello no es desaparecer el Ministerio de Culturas.
“Culturas fue entendida con diversos énfasis, instancia de gestión de eventos, anexo de la industria de turismo, ámbito de promoción folklórica y todas las variables derivadas de las mismas, en ningún momento, como factor indispensable para rescatar el sentido profundo y humano del desarrollo, ni considerando el ámbito de la cultura y la educación donde han de trabajarse nuevos modelos sociales y políticos”, sostiene Espinoza.
Al margen de que hubo diversos momentos en los cuales el sector planteó una propuesta estructurada dirigida a la cartera de Estado no logró modificar la situación que atravesaba ante los criterios de la gestión pública estatal.