Músicos de Bolivia y Brasil fusionan ritmos y melodías

La melodía que acompaña a los luchadores brasileños de capoeira y una tonada del Norte de Potosí se fundieron en la apertura del Festijazz de este año, un evento cultural patrimonial del país que ya suma 26 ediciones.Berimbau, del creador brasileño Vinícius de Moraes, es una canción que precisamente homenajea al instrumento de cuerda que acompaña al capoeira, el arte marcial brasileño de raíces africanas. El tema, interpretado por el ensamble experimental Vinícius de Bolivia, logró incorporar la tonada boliviana gracias a la voz de Vero Pérez, quien alcanzó las notas agudas de los cantos andinos.El grupo fue armado por Yayo Morales (batería y arreglos), Roberto Morales (saxo y zampoña), David Aspi (charango) Raúl Flores (bajo), Einar Guillén (piano) y Rolando Encinas (quena). Además de Pérez, el equipo vocal del ensamble fue completado por Melo Herrera e Ismael Cabrera. “Hemos hecho este homenaje intentando rescatar un poco de nuestra música para darle otro color a la música de Vinícius”, resaltó Yayo Morales durante la presentación en la que destacaron Pra que chorar con la voz de Herrera, la voz de Entre dos aguas. Chega de saudade con música de Tom Jobim es una de las letras más dulces escritas por Moraes y el miércoles se mezcló con el rimo andino del auqui-auqui y la voz de Pérez y Cabrera. El público aplaudió los solos de saxo de Roberto Morales y al dúo. Formosa, una de las canciones con un fuerte aire de bossa nova, fue llevada a los terrenos del huayño boliviano y el charango de Aspi hizo saltar a una buena parte del público que llenó la sesión inaugural del festival que hasta el 13 de septiembre mostrará en La Paz a elencos de jazz de nueve países.El encargado de Negocios de Brasil, João Luiz Pereira, y el oficial mayor de Culturas, Wálter Gómez, abrieron el festival y presentaron al grupo Trío+1 que propuso una sesión de jazz y bossa nova con Benjamin Taubkin (piano), Sergio Reze (batería), Zeca Assumpção (bajo) y Joatan Nascimento (trompeta). El grupo dedicó el recital al boliviano Álvaro Montenegro y combinó con la voz de Cabrera, la quena de Encinas y el charango de Aspi.