martes, 25 de diciembre de 2018

Paulino Méndez quiere dejar en herencia sus conocimientos

aulino Méndez Serrudo es un avezado escultor que tiene en su haber muchas obras que se exhiben en diferentes instituciones públicas y privadas de Potosí, así como en otras provincias y departamentos. Dice que quiere dejar huella en este mundo no solo con obras, sino también con recursos humanos que hereden toda la experiencia que adquirió en el transcurso de su vida.

“No quisiera morirme y que sean los gusanos los inteligentes que adquieran mis conocimientos, hay que dejar generaciones que gusten de este arte”, manifiesta a ECOS el artista.

Sus padres fueron Enrique Méndez Colque e Isabel Serrudo. Este hombre recuerda que empezó a picar la piedra a los ocho años de edad. Por entonces, después de pasar clases en la escuela, acostumbraba ir a pastear a las ovejas y su hermano, dos años mayor que él, ayudaba a su padre.

Un día su progenitor le dijo que fuera a practicar con él en lugar de su hermano. Le dio una piedra a medio trabajar con una técnica que se llama “entreguarde”; tenía cincelados sus bordes y un relieve alto en el medio, detalle que Paulino debía nivelar.

Cuenta que se quedó toda la tarde picando y su padre sólo lo observaba de lejos. Cuando el sol se ponía, se le acercó, puso la regla sobre la piedra y le preguntó: “¿Qué ha pasado?, ¿está embarazada la piedra?”. Y no le dijo nada más.

“Pese a que no había hecho bien mi trabajo, parece que mi papá se dio cuenta que tenía ganas o aptitud para hacer eso. Él me ha formado para que siga este trabajo”, evoca con añoranza la anécdota que Paulino cuenta cada vez que puede a los demás.

Su vida

Paulino está a punto de cumplir medio siglo de vida. Nació en Villa Méndez, departamento de Potosí.

Realizó sus estudios primarios en la escuela Fe y Alegría “Fray Vicente Bernedo”. Su formación secundaria comenzó en el colegio Pichincha D, donde estuvo un año, culminando el resto en el Centro de Educación de Adultos (CEMA) Potosí.

Hizo sus estudios superiores en la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma Tomás Frías (UATF). Egresó en 2000 e ingresó a trabajar como docente en 2004 en esa misma institución, donde permanece hasta ahora.

No obstante, asegura que su inclinación por la escultura nació prácticamente a los nueve años, cuando su padre le empezó a hacer picar la piedra.

El trabajo en cantera (en piedra) era un oficio familiar en el que estaban involucrados sus hermanos mayores. Ellos le inculcaron el gusto, y así empezó a realizar esculturas empíricamente, mucho antes de estudiar la carrera. Paulino asegura que por entonces varias personas adquirieron sus trabajos, que incluso fueron llevados a otros departamentos y provincias.

Reconoce que su fuerte siempre ha sido la escultura en piedra. Tiene preferencia por este material porque, en su criterio, es único y no puede ser suplido por ningún otro.

También realiza esculturas en madera, fundición en bronce, trabajos en chatarra… técnicas que aprendió mediante unos cursos con el profesor Juan Bustillos, en Santa Cruz. “Una vez que uno trabaja la piedra le resulta mucho más fácil hacerlo con otros materiales y técnicas”, comenta.

Entre el material y el escultor

Hay gente que considera que esculpir la piedra es un trabajo duro, pero según Méndez solo es necesario aprender a dominar el material y aplicar la técnica correspondiente. “Así la piedra se deja trabajar; uno tiene que conversar con el material y en base a eso, parecería que surge una armonía entre el material y el escultor”.

Asimismo, sostiene que además del sacrifico que implica trabajar con piedra se siente una gran satisfacción, difícil de describir, cuando ve concluida la obra. “Yo creo que por eso se dice que cada obra es un hijo más del artista”, complementa.

Paulino comenzó sus obras empíricas con pequeños trabajos de arquitectura y, luego, realizó un mural en Potosí. En ese periodo desarrolló el gusto por el volumen.

Trabajó esculturas de tamaño natural que actualmente están en Uncía. Hizo Budas de una dimensión de 70 x 45 centímetros; también salieron de la Villa Imperial.

Esculpió santos y arcángeles para la iglesia San Lorenzo, pero después fueron trasladados a otros lugares. Por ejemplo, uno está en la hacienda “El Picacho”, del expresidente Jaime Paz Zamora. Hizo escudos, y uno de ellos fue llevado a España.

Posteriormente, cuando Paulino se tituló de la Universidad, empezó a participar en eventos bienales en Tiwanaku, Tupiza, Tarija y Tarata. Paralelamente, estuvo trabajando en la UATF.

Esculpió una Virgen de Guadalupe en Quivi Quivi (Betanzos), con un diámetro de 3 x 50 metros, y el Cristo de Manquiri. Realizó enormes esculturas de madera en Yura (más de dos y tres metros de alto), como el relieve de Fray Vicente Bernedo.

Proyecciones

En criterio de Paulino, actualmente en Potosí hay unos siete escultores que están llegando al nivel de artistas pero, también hay otros escultores en piedra que son un poco más canteros, es decir, se dedican a hacer pilones, columnas y decorar fachadas. Estas obras no están consideradas dentro de las artísticas de figura natural o estilizada.

Dice que los potenciales clientes de trabajo en piedra son de clase media para arriba, y que ellos valoran estas obras en tanto que, hasta hace poco, muchas instituciones públicas y privadas preferían conseguir mano de obra fuereña, “aunque no siempre sea de buena calidad, aunque haya mano de obra calificada en el mismo lugar”.

Luego, sentencia: “gracias a Dios está cambiando eso y esperemos que continúe”.

Ambicioso proyecto

Paulino tiene proyectos ambiciosos; por ejemplo, consolidar un grupo de escultores con reglamento y personería jurídica.

Junto con el artista Luis Veliz (con quien esculpió la Virgen de Guadalupe, en Quivi Quivi), pensar en un oráculo en el cañadón del diablo, por la salida hacia Oruro, donde se realiza la fiesta de Ch’utillos. El objetivo es levantar dos esfinges frente a frente. Ahora buscan un financiador interesado.

Las esfinges tendrían unos diez metros de alto: serán una imagen del Tío de la mina sincretizado con el arcángel San Miguel. Una mezcla del día y la noche, del cielo y el infierno, del bien con el mal. “Será un ícono de Potosí a nivel nacional e internacional”, sueña en voz alta. •



No hay comentarios:

Publicar un comentario