lunes, 28 de agosto de 2017

"Los pueblos del agua" Una obra que llama a salvar el lago Poopó

En mayo de este año, se estrenó la obra de teatro "Los pueblos del agua", la expectativa no era muy alta, se presentó en el "Wawa Teatro"; un proyecto del Colectivo Cultural Urus Delirium. Mucho se habló de este trabajo que contó con el apoyo de la embajada Suiza, y resultó ser un grito de ayuda para el lago Poopó, logrando un éxito a nivel nacional.

Lo interesante de la producción, fue la participación de estudiantes de la unidad educativa "Vicente Donoso" de Antequera y los resultados fueron por demás satisfactorios, gracias al apoyo del elenco Tabla Roja, quienes dieron a conocer el teatro físico, que sirvió muy bien para este proyecto.

La obra fue dirigida por un joven talento en el teatro boliviano, Ariel Baptista, quien al ser convocado por el Colectivo Urus Delirium para ser parte de este proyecto, no dudó un momento, porque pudo compartir su conocimiento, con lo que muchos podrían denominar, una "hoja en blanco"

"Vengo de una formación en teatro físico, de la vertiente y el legado del gran Jaques Lecoq, pedagogo francés que ha marcado la teatralidad. Compartir con ellos esta técnica, este lenguaje ha sido sorpresivo por la recepción, es ahí cuando la primera sensación aparece y empiezo a sorprenderme con la capacidad de estos jóvenes, la primera sensación la puedo llamar agradecimiento.

Como segunda sensación: respeto y agradecimiento por arriesgarse a tomar la decisión de encarar una investigación teatral en un distrito minero donde la carrera de un actor no es ni se visibiliza como oficial.

Haber tenido la oportunidad de poder compartir con jóvenes que traen en sus cuerpos la carga de un universo de vivencias, movimientos, palabras, imágenes venidos del mismo mundo de la mina ha convertido este trecho de vida en un momento único, conmovedor y extremadamente enriquecedor. Además de un gran aporte en su esencia teatral como una enseñanza vital para seguir investigando", refirió.

Para Baptista, la obra en primera instancia nació de la necesidad de hablar de la desaparición del lago, un acontecimiento que no es asumido con la responsabilidad necesaria por las autoridades.

Durante su investigación para montar la obra, se encontraron con un grupo de estudiantes de Antequera, quienes en diferentes conversaciones, brindaron las luces sobre cómo se fue secando el lago Poopó, como el los describe, "jóvenes que conviven con las minas en frente, que saben cómo huele el mineral, que viven y ven la contaminación del aguas y las tierras alrededor de su hogar".

Estos jóvenes ya no serían sus sujetos de investigación, sino se convirtieron en sus guías, para entender la realidad que se vive en un distrito minero, la necesidad de comer que los lleva muchas veces a tomar decisiones equivocadas.

"Ahí cambió un montón nuestra perspectiva de lo que buscamos con la obra, ya no solo hablaríamos del lago, ahora teníamos un grupo de cinco jóvenes de Antequera nacidos en la mina Bolívar de padres mineros hablando del legado milenario de los Urus, hablando de la perspectiva del joven minero y su mundo, encarando textos trágicos hacia un Tío que nosotros investigamos con el movimiento", describió Baptista.

El trabajo conjunto fue fundamental para montar la obra, las experiencias de los jóvenes, y la dramaturgia que fue bien elaborada por Alexia Loredo, trabajo que para Baptista, únicamente al dirigir la obra, solo pudo darle un ritmo a algo que ya estaba construido.

"Ellos han generado un impacto mucho más agrande en sus familia, su lugar de origen, en Oruro, con el público, con otros actores mismos de la ciudad que han visto el trabajo. El impacto que buscábamos se sobrepasó, ellos lo potenciaron y, estamos felices de ello", enfatizó Baptista.

DRAMATURGA

"Los pueblos del agua" fue escrita por una joven dramaturga, Alexia Loredo, quien explica que la forma final del texto de la obra fue emergiendo, del material dramático que surgió de la investigación escénica, para la que planteó preguntas y desafíos inspirados por la investigación previa.

"Lo que hice después fue buscarles un orden e hilarlas de forma que se acumulara emotivamente el material, pero a la vez se contrastarán y potenciarán los mundos que entran en ella: el trabajo en la mina, la sequía de un lago, el afecto entre padre e hijo, la ciudad y otros planos casi oníricos que permiten un punto de fuga, descanso, poesía" explicó.

Fue importante el aporte de los muchachos de Antequera, con sus propias memorias, porque provienen de una zona minera cercana al lago Poopó y por eso la tragedia la viven desde otro lugar. Aportaron imágenes hermosas y densas, fundamental materia prima para esta creación.

"No sé si es fácil escribir este tipo de historias, lo difícil es a veces crear pensando en un tema y evitar clichés o productos que apelen sólo a la racionalidad cuando el arte tiene desafíos de otros niveles de complejidad. Pero estos temas son tan urgentes, tan sangrantes y actuales que nos fue posible sumergirnos y buscar allí adentro, dentro de nuestros cuerpos, sensibilidades y memoria histórica concreta, alguna forma sincera de involucrar al espectador", concluyó Loredo.

ACTORES

Ahora conozcamos a esos jóvenes que gracias a sus experiencias lograron la consolidación de "Los pueblos del agua", junto a ellos la experiencia de dos actores del Colectivo Urus Delirium.

GABRIELA HURTADO RUIZ

"El trabajo que hicimos fue detallado desde un principio hasta llegar al día de la presentación. Ese día me sentía muy feliz de ser apoyada por mi familia, por mi papá y mis hermanos, me salían lágrimas al pensar en lo que habíamos actuado, porque es nuestra historia, nuestra vida. La importancia de haber vivido esta aventura, es incomparable".

MICHELLE SORIA LÓPEZ

"Al hablar del trabajo que hicimos, que es bonito, demostramos todo en una sola obra; la challa, el carnaval, la mina, el lago. Es una obra que me hace cambiar, es un espejo, que me hace sentir otra persona, refleja todo de mí y esa sensación me invita a seguir actuando y seguir reflejando. Hoy era la escasez de agua, pero quien sabe que será mañana".

MAYRA ROJAS MAMANI

"Al actuar salíamos de nuestro mundo, escapamos un ratito y vivimos de un mundo de fantasía pero real a la vez. La obra dice que la mina es la que mata al lago, y yo digo: Mi papá es minero, y mi tía vive del lago, muy cerquita. ¿Nos estamos matando entre familiares? El teatro no es saber pronunciar palabras, sino es mostrar temas de gran valor".

DANIEL PILLCO AGUILAR

"Actúo de Jacinto, las escenas que me cautivan y llaman la atención son las del él y su padre, pero también por ejemplo me gusta cuando en la mina dice: "tío, carajo tú que todo lo ves y que estás acá adentro, nos ves sudar, nos ves todo y no haces nada" A la gente le gustó y aplaudió: "esos aplausos te dan ganas de llorar", te dicen que lo hiciste bien. Y eso está bien".

BRANDON RAMOS RUIZ

"En los primeros ensayos del proyecto era una persona muy tímida, mucho más que ahora. Pero me gusta el teatro, es divertido y relajante. En la obra vemos que la mina contamina al lago, pero algo más interesante es saber, que como esas personas de familias con historia tan duras, hay muchas otras que viven la misma situación".

EDGAR MARCELO ANCALLE PONCE

"Trabajar con los muchachos de Antequera fue una experiencia linda, aprendí mucho de ellos el cómo viven, el cómo ven su entorno o como conviven entre ellos, la sencillez y la humildad y verlos trabajar de manera más avanzada acerca del teatro y ver que podían lograr ese reto fue un impulso para seguir practicando este arte porque en verdad te emociona ver que el teatro es universal, el teatro no discrimina, más aún une familias, une sociedades.

El mensaje que rescato de la obra fue la de sentir de alguna manera la vida sacrificada del minero, de su vida dentro y fuera de la mina, y por otra parte el golpe que recibió Oruro con la pérdida de un lago y la impotencia de mucha gente que muere sin que nosotros sepamos nada, para que tomemos conciencia y dejemos el egoísmo voluntario o involuntario de nuestra parte".

LAURA MARTÍNEZ GALLARDO

"Trabajar con los estudiantes de Antequera fue una bonita experiencia ya que me permitió conocer sus diferentes costumbres y tradiciones, sobre todo conocerlos a cada uno de ellos y hacer nuevos amigos. El mensaje que me deja la obra es que debemos valorar a nuestras familias no siempre van estar ahí para nosotros y que debemos cuidar muy bien nuestras reservas naturales, dar ejemplo de no contaminar el medio ambiente porque son una de las causas principales para generar desastres naturales".

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