domingo, 17 de abril de 2016

Wilfredo Camacho, Cochabamba profunda

Wilfredo Camacho García tiene 65 años y desde que nació vive en el mismo lugar, la esquina noreste de las calles Lanza y Venezuela. “He vivido en esa esquina que ha sido generadora de muchas actividades, no solamente culturales. Ha sido centro neurálgico de recreación, donde había piano, música, los mejores platos desde la mañana, los mejores chicharrones y la mejor chicha”, recuerda.

Graduado de la carrera de Filosofía y Letras de la Universidad Católica Boliviana y hace 30 años el principal rescatista (si vale el término) de la cultura y gastronomía ancestral cochabambina, Wilfredo Camacho ganó un Premio Eduardo Abaroa 2015 en la categoría Investigación y en la especialidad de fomento a proyectos en revalorización de culturas.

“Desde el olvido a la reivindicación: celebraciones rituales de la Cochabamba profunda” es el título del trabajo de 50 páginas con el que ganó 10.000 bolivianos.

Esta investigación condensa el trabajo que don Willy realiza con su equipo multidisciplinario y que en la última década se ha traducido en el establecimiento de cuatro jornadas culturales que se han posicionado en Cochabamba y poco a poco llaman la atención de investigadores de otros departamentos y países: la Ñawpa Manka Mikhuna, el Mast’aku y la Wallunk’a (Todos Santos), el Carnaval Valluno y la Navidad del Niño Manuelito.

Este equipo multidisciplinario lo formó cuando era estudiante de Filosofía, con otros 50 universitarios de las carreras de Arquitectura y Economía de San Simón y Enfermería y la Normal Católica. Con el afán de salir un poco del dogma académico comenzaron a visitar comunidades como La Loma, Santa Rosa, Achamoco, Villa Verde, Villa Mercedes, Arbieto y Tiataco, donde realizaban trabajos de extensión universitaria.

¿Cómo comenzó aquello?

Eso ha sido el año 76, yo les dije: Iremos a hacer trabajos de extensión universitaria. Nos fuimos caminando por Tarata para ubicar un lugar donde trabajar y ahí encontramos Achamoco, La Loma, Villa Mercedes, Santa Rosa, y nos quedamos ahí hasta 15 días. No había luz, sólo velas y mecheros, pero la gente era tan cariñosa, tan amena, que me he identificado plenamente. He conocido abuelas en ese tiempo que han sido el reservorio de saberes y valores humanos, y yo traté de introyectar en mi pensamiento y sentimiento todas estas cosas y ahí nace mi sentido profundo de, como hace todo filósofo, tratar de entrar y penetrar en las entrañas de esa Cochabamba profunda.

¿Cómo idea la Ñawpa Manka Mikhuna?

La Ñawpa Manka Mikhuna ha sido una cosa muy importante en mi vida, porque estando en las comunidades, después de cosechar la alfalfa nos invitaban las comidas y yo ayudaba a cocinar --hacía unos ph’iris riquísimos--; y esas comidas tenían una grado nutricional tremendo y además la comida era todo un ritual y pensé por qué no reproducir esas vivencias, ese conocimiento. Creo que es muy importante conocer sobre estas culturas para sensibilizar al ciudadano.

¿Por qué decide estudiar filosofía?

Eso es muy importante para mí. Yo estudié en el colegio Don Bosco y salí bachiller del Abaroa, porque yo quería probar cómo era el colegio fiscal. Mi padre era tipógrafo, mi madre tenía su negocio y ha sido una influencia muy profunda de recibir sus costumbres, tradiciones, el trato de mis abuelos y mis padres que ha influido mucho en mi formación humana. Durante el golpe de estado de Banzer me fui a Estados Unidos porque cerraron las universidades. Allá trabajé un año y medio en Providence, Road Island, Boston, pero no pude acostumbrarme, querían que me quede y yo no podía olvidar mis lawas, mis chicharrones... Ya después cesó parte de la dictadura y como reuní un poquito de platita me vine acá y dije: Bueno, ¿ahora qué estudio? A un principio dije sociología, pero yo quería conocer, sentir y vivir las raíces de mis padres y la carrera más aproximada era Filosofía, para buscar la verdad de las cosas y la dignificación de la persona.

¿Qué le hace falta a Bolivia para posicionar esta cultura?

Se hace mucho discurso cultural en Cochabamba, en Bolivia, pero ese discurso cultural de la cosmovisión andina tiene que estar supeditado a la práctica, para hacer esto se tiene que hacer una planificación seria y muy responsable, y no tomarlo como un afiche propagandístico y de intereses grupales. Lo que falta es que tengamos ante todo ética. La ética nos permite que todo aquello que decimos lo podamos llevar a cabo con seriedad y responsabilidad.

Yo veo a Cochabamba culturalmente de manera anclada y anquilosada, estamos casi llegando a la anomia. No hay movimientos culturales, estamos repitiendo desde hace 50 años los mismos roles de las fiestas, no hay renovación.

Nosotros queremos convertir a Cochabamba en un epicentro geocultural para promover estas cuatro jornadas, porque tienen un contenido espiritual y también vivencia comunitaria que hoy en día hace falta en este mundo frío del siglo XXI, donde se han perdido los valores humanos. Ahora estamos copiando modelos y hasta discursos foráneos. Eso les he dicho en el discurso a los jóvenes que han salido premiados en este concurso plurinacional (Eduardo Abaroa): Jóvenes, traten de ser imaginativos, creativos, sean inventores, tienen una veta cultural grandísima en bailes, danzas, en fin. Porque si ustedes van a entrar a la lógica del plagio y de la copia, ustedes mismos están introyectando sentimientos de inferioridad.

¿Algún proyecto en mente?

Mi alegría también va a ser que el Gobierno Municipal ya tiene una ley declarándonos Patrimonio Cultural de Cochabamba. Ahora están haciendo las gestiones ante el Ministerio de Culturas para que nos acrediten mediante un certificado. Posiblemente a principios de mayo nos van a entregar la acreditación y eso me alegra mucho porque con esta certificación vamos a promocionar a nivel nacional y mundial las cuatro jornadas; queremos que se institucionalicen en Cochabamba, para ser el epicentro geocultural y centro de irradiación y difusión para todo el país, como un ejemplo.



“Lo que falta es que tengamos ante todo ética. La ética nos permite que todo aquello que decimos lo podamos llevar a cabo con seriedad y responsabilidad.”


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