lunes, 15 de julio de 2013

“Chinchiri” el museo escondido de Antezana

Una impresionante construcción de tres pisos, con detalles y acabados artísticos, deja sin palabras a los circunstanciales visitantes que llegan hasta la casa del pintor cochabambino Fernando Antezana. El diseño de los ambientes interiores, está pensado en un solo propósito: convertir el lugar en un museo de arte.

Llegar hasta este espacio lleva unos 10 minutos, desde el puente de Quillacollo, Km uno de la avenida Blanco Galindo, en la zona de Colcapirhua.

“Chinchiri” (frío), nombre de un lugar de la provincia Ayopaya de Cochabamba, de donde es oriundo, es la actual casa y Museo de Arte del pintor Fernando Antezana, quien “sueña con hacer realidad su proyecto”, ofrecer un espacio de exposición permanente de arte (pinturas, cuadros, tallados) para la sociedad cochabambina y boliviana.

La falta de espacios, en Quillacollo y Cochabamba para exponer obras de artistas y pintores, motivó a Fernando Antezana a construir la edificación hace unos ocho años. Utilizando pinturas naturales, piedras, maderas, vitrales y todo cuanto sirva para resaltar sus acabados.

“Si observamos detalladamente desde lejos, la casa es un monolito. Mi sueño es que este museo sea un referente a nivel nacional, un espacio para exponer las obras más importantes de nuestros artistas”, manifestó.

Con detalles y acabados minuciosos, “Chinchiri”, actual hogar del artista, se convierte en un espacio escondido de “obras inéditas y pinturas favoritas del autor”, cuadros, sillas, tallados y “colores vivos” caracterizan el interior de la casa.

“Tenemos arte por todas partes”, afirmó Antezana asegurando que el Museo – casa cuenta con seis ambientes. En el primero (salón principal), se encuentra una colección de cuadros de los más reconocidos artistas de Bolivia.

“Son obras inéditas, muchas de ellas las compré y al mes falleció el autor, son únicas en su género, la idea es agrupar a los mejores artistas”, confesó.

El segundo ambiente funciona como una “galería de arte”, con 30 obras de sus colegas contemporáneos, donde se exponen cuadros de: Ricardo Pérez, Romy Daza, Zenón Sansuste, Raúl Lara, entre otros.

“Un cuadro puede decirnos todo, no necesitamos expresión alguna”, sostuvo.

Ingresando un poco más, se encuentran las gradas (tercer ambiente), cada peldaño representa un “icono, un detalle, un adorno” que lleva al cuarto espacio “el taller de escultura” donde Antezana trabaja en el pintado de sus cuadros.

“En el taller pintamos los cuadros, aquí no puede faltar un pincel, una espátula, los colores”, aseguró.

Siguiendo el recorrido llegamos al quinto ambiente “el pasillo de las esculturas”, un espacio destinado exclusivamente a las esculturas y tallados “en piedra, mármol, madera”, que imponen su presencia en medio de las paredes con colores intensos y acabados perfectos.

Haciendo un alto en el recorrido, Antezana muestra otro ambiente escondido en medio de tantas expresiones de arte; el cuarto de las caricaturas, donde se encuentra unos 20 cuadros de varios artistas reconocidos del medio. La mayoría de amigos que durante su carrera conoció Antezana en el país.

Éstos y otros ambientes serán abiertos al público una vez que la casa se convierta en un nuevo museo de Cochabamba.




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