sábado, 20 de abril de 2013

Tablas: Santa Cruz vive el teatro desde 1864, un repaso por su historia

Hechos. El director de Casateatro hace una síntesis de 150 años de actividad teatral en Santa Cruz de la Sierra

Un grupo de aficionados pone en escena en 1864 dos obras teatrales: Flor de un día, de Francisco Campodrón, en tres actos y un prólogo, y Los amantes de Teruel, del español Juan Eugenio Hartzenbusch.

El 11 de septiembre de 1877 se estrena un drama histórico escrito en verso y estructurado en cuatro actos, donde se relata un amor adúltero: Macías, de Mariano José de Larra. El periódico La estrella del Oriente comenta extrañado que el papel de Elvira no debió hacerlo un hombre, pero anota que el actor desempeñó el papel muy satisfactoriamente.

En 1879, Bolivia enfrenta una guerra con Chile que terminará con la pérdida de la costa boliviana en el Pacífico. De Santa Cruz parte un grupo de voluntarios, que se conocerá como el Escuadrón Velasco, y participa en la Batalla del Alto de la Alianza.

Antes de su partida, se recauda fondos para equipar a los milicianos y entre las actividades que se realizan está la representación de la obra Guerra o muerte, “que exalta los ánimos contra la invasión de Chile al litoral boliviano”. La función se realizó en el Templo del Sagrario. Dos años después Pacífico Roca, lleva a las tablas su obra Los patriotas del Oriente, donde se narra la organización y la partida del Escuadrón Velasco a la Guerra del Pacífico y donde idílicos amores dan un tono romántico a la pieza.

Dramaturgia
Mariano Durán Canelas es uno de los primeros dramaturgos cruceños, ya que tiene tres textos de teatro histórico. Una copia de un ejemplar de su obra La muerte del general Aguilera, de Mariano Durán Canelas, en el texto indica: “… representado por primera vez el día 6 de agosto de 1886 en Santa Cruz de la Sierra”.

Podemos considerar a este título como el primer libro de teatro editado en Santa Cruz, fue realizado en la imprenta La Ley en 1887, como indica el pie de imprenta. Warnes y Aguilera y La cabeza de Warnes son otras dos de sus obras.

En 1887 se crea la Sociedad Filarmónica 6 de Agosto con Adrián Justiniano como presidente y Manuel Lascano como vicepresidente. En el Cosmopolita Ilustrado del 6 de agosto de 1887 se informa sobre la función que dicha sociedad realizó ese día con la obra Warnes y Aguilera o El combate del Pari. Se comenta en el mismo número que el día anterior se representó la obra Catalina, la mejicana del boliviano Benjamín Lenz (1836-1878), dirigida por el señor Lazcano de la Sociedad Dramática.

Para el 6 de noviembre de 1887 se anuncia la presentación de Don Trifón, del dramaturgo español Antonio Gil y Zárate.

Una semana después el periódico elogia a los “inteligentes jóvenes encargados de interpretar una de las más bellas producciones”. También se hace una crítica negativa a la “petipieza” con que se dio fin al espectáculo.

Al año siguiente se estrena Ana Barba y la Muerte de Aguilera, ambas de Durán Canelas.

Los últimos días de diciembre de 1887 se tiene la representación de la obra del español Manuel Bretón: El qué dirán y el qué se me da a mí. En 1888 se estrena un texto del venezolano Abelardo Rivas: Pola o la heroína, y los actores son Emilio Molina, Teodoro Limpias Pinto y Carmelo Ortiz Taborga. También se incorpora Carolina Franco, que poco después contrajo nupcias con el francés Carlos Perrogón.

Primer escenario local
En 1889 se estrena el primer escenario de Santa Cruz de la Sierra, construido para ser usado como tal, estaba ubicado donde hoy está el Palacio Prefectural. Su primera función se realiza con una compañía española de comedias dirigida por Ventura Beltrán. El director y su esposa se quedan a vivir en Santa Cruz de la Sierra. El teatro lleva el nombre de Apolo y se asemejaba a un corral español. Un escenario con un pequeño techo en el fondo del patio. Los espectadores llevaban sillas y otros se quedaban de pie.

Nace una patente
A partir del 1 de enero de 1892 se establece una patente de 10 bolivianos para sacar permiso para actividades aparentemente del género de espectáculos.

En febrero de ese año, una sociedad de jóvenes organiza una función de beneficencia con el drama nacional El guante negro, de Benjamín Lenz, con temática referente al presidente Rosas, de Argentina, y otra de corte cómico: Donde las dan las toman. En un diario local se informa de que la Comisión de la Policía Nacional inspeccionaría las obras.

En junio del mismo año la Sociedad Filo Dramática realiza dos funciones que son exoneradas. Luego se pide que se verifique el ingreso debido a irregularidades.

En enero de 1899, el señor Luis Dermit se compromete a entregar las paredes principales del Teatro Oliva para que pueda actuar una compañía de zarzuelas que está por llegar.

Llega el siglo XX
Ya en el siglo XX se realizan funciones más regularmente. Emilio Finot viene a ser el segundo dramaturgo cruceño con la obra Ana Barba, que se estrena el 1909. En 1918 se crea el Centro Dramático Oriental con Casiano Vaca Pereira, Miguel Mansilla y otros, estrenando un total de 10 obras en cuatro años.

Daniel Rivero, que luego llegó a ser obispo de Santa Cruz, escribe dos obras teatrales: la primera, Catalina de Aragón, un drama de exaltación a la fe católica, y un drama social, El ingrato.

En 1921 se menciona la existencia del Teatro Variedades, que luego se convierte en la Cantina Warnes. En 1929 se anuncia una función de Teatro hablado, representado por el Centro Dramático Oriental. Un comentario posterior en La Democracia sostiene que “un público selecto y numeroso llenaba totalmente los palcos y la platea y precedido de un brillante discurso, especialmente sobre los autores y el teatro nacionales, pronunciado por el Dr. Abel Reyes Ortiz, subió a escena, en la noche del sábado, el drama El precio del delito, original de Blanca Catera de Herrera”.

El argumento narra el conflicto familiar en que un hombre intenta seducir a la hija en primeras nupcias de su esposa. La obra está escrita en tres actos y tiene como protagonista a Elffy Albretch.

En 1941 una velada recauda fondos para una estatua de Gabriel René Moreno, organiza el Club Rotario. Se representa Estampas cruceñas, con María Alicia Weise, Enrique Kempff y Raúl Otero Reiche. También presentan Guerra a los hombres, con Arminda Gutiérrez, María Alicia Weise, Dora Moreno, Adriana Amelunge, Nancy Weise y Celia Salmón. Surgen luego autores como Hernando Sanabria, Ramón Clouzet, Raúl Otero Reiche, que escriben obras con temática local, y Jorge Rosza con tres obras de vanguardia para la época.

Principal exponente
Hacia 1959 Humberto Parada Caro crea el Teatro Experimental Universitario, que montó 25 obras en 19 años convirtiéndose en el principal exponente teatral de la época.

Nace luego la Asociación Cruceña de Actores (ACRA) creada por Enrique Alfonso y desarrolla una extensa labor con textos de su autoría.

Finalizando los años 70 nace la Casa de la Cultura y se organizan talleres de teatro. El principal fue dirigido por el argentino Jorge de Lassaletta, que dio una nueva cara a nuestro teatro.

Un personaje inolvidable es Juanoncho, del actor Nando Chávez, que llena las salas como pocos lo lograron. Hay una nueva dramaturgia a cargo de Óscar Barbery Suárez, Gonzalo de Córdoba, Elías Serrano y otros. En 1986 se crea Casateatro que se convierte hasta la actualidad en la más estable compañía teatral del país con casi 60 espectáculos en escena.

Las próximas décadas ven llegar el Festival Internacional de Teatro Santa Cruz de la Sierra y la Escuela Nacional de Teatro.

En la actualidad se va intentando lograr una cartelera regular de teatro en la ciudad con la consolidación de tres salas independientes: Casateatro, Chaplin Show y Nosotros dos, y el surgimiento de grupos estables como Libélula y Ditirambo, más otros grupos que representan regularmente en salas oficiales y otros espacios.

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