miércoles, 2 de enero de 2013

Un acuarelista potosino hace escuela en Argentina

Si hay algo que Felipe Catalán siempre tiene en los bolsillos es una pequeña libreta con hojas blancas y un par de lápices negros con los que puede descargar el arte que lleva en las venas. Así, con estas armas, este emigrante boliviano triunfó en Argentina.

A sus 68 años, este acuarelista, dibujante y escultor potosino se desempeña como profesor y fundador de la Escuela de Acuarela Intuitiva instalada en Salta, ciudad que lo acogió hace 30 años, cuando llegó como egresado de artes plásticas de la Escuela Normal de Bolivia, junto a su esposa y sus tres hijos.

Con el tiempo desarrolló una técnica con la que pretende “desmitificar los procedimientos que se enseñan en las academias”, para entregar a sus alumnos la herramienta de la improvisación y así lograr obras que no sean tan sistemáticas.

Aprendió a dibujar “como los niños, haciendo garabatos, para luego extraer tesoros; es decir que cuando voy decodificando el dibujo van apareciendo personajes”, explica el artista.

Sentado frente a una lámina de papel blanco y con un lápiz de punta delgada en la mano, Catalán cierra los ojos para dar paso a su inagotable imaginación.

Al principio los trazos que realiza parecen ser sólo un conjunto desordenado de figuras curvas y rectas, pero el siguiente paso es descubrir las formas humanas que de repente se van formando y marcarlas con un lápiz más grueso para definir el dibujo final.

Se trata de un proceso libre e intuitivo que “evoca al niño interior”, para obtener dibujos que luego son matizados con diferentes tonalidades de negro o, como le fascina, con acuarelas.

“Los garabatos constituyen la materia prima para crear diferentes obras, ya que se manifiestan como imágenes que tienen que ver con nosotros mismos y con el espacio al que pertenece nuestro niño interior”, dice el artista.

Son tan singulares las obras que realiza que la pintora Cecilia Wilde considera que Catalán transmite “reflejos de la cotidianidad popular mediante alegrías y tristezas de una realidad que (quizás) él vive. Todo su arte es compensado con una gran riqueza de valores, tonos y colores armónicamente compuestos”.

El pintor José Bedoya considera que “todo arte tiene una dosis de intuición que está relacionada con la sensibilidad y la capacidad de percepción; es decir, en ver, sentir y acomodar la realidad a través de la experiencia personal, para luego convertir este nuevo orden en una expresión artística”.

Aplicando esta técnica, no sólo llegó a un público diverso -entre médicos, arquitectos, niños y artistas aficionados-, sino que fue acreedor de una quincena de premios y menciones en Argentina, con los que se le infla el pecho de orgullo al mostrar el talento boliviano.

Wilde, además, define a Catalán como “un pintor figurativo con un depurado dibujo, que resalta la síntesis del trazo, ágil, certero, introduciéndonos en un mundo mágico y espiritual, como atrapado en la arquitectura creada por la ilusión y la armonía”.

Una escuela móvil

Sin importar dónde se encuentre, Felipe Catalán aprovecha cualquier espacio -a veces está sentado en el banco de una plaza, en la sala de su casa o en un bus- para desarrollar aquellos garabatos que después se convertirán en obras de arte.

Es por eso que la Escuela de Acuarela Intuitiva Creativa es itinerante, no tiene un espacio físico permanente, sino que se dictan talleres regulares donde se pueda empotrar un atril, una mesa y algunas sillas, “así sea en el patio de un shopping”.

Esto le permite no sólo enseñar, sino contagiar la pasión que tiene por el arte.

“Esas clases están dirigidas a personas que piensan que no tienen talento para dibujar, para que entiendan que no es difícil hacerlo, que sólo se necesita reaprender a jugar”, dice.

El resultado de este ejercicio, además de una obra terminada, se traduce en la satisfacción que causa un encuentro personal y el poder desarrollar capacidades que parecían dormidas. Ésa es la mayor satisfacción de Catalán.

Al respecto, el artista plástico Javier Fernández opina que el hecho de desarrollar actividades educativas y de formación sensitiva, a partir de una técnica tan versátil como es la acuarela, testimonia el compromiso de Catalán con uno de los propósitos fundamentales del arte, como es la comunicación visual con el mundo social por medio de imágenes tangibles e intangibles.

Después de salir del país con su arte, Catalán concluye que “lo único que nos diferencia en el mundo es el nivel de sensibilidad, el amor a la capacidad de creación y el reconocimiento de nuestros valores de interioridad. Después todos somos iguales”.

HOJA DE VIDA


Estudio Egresó de la Escuela Normal de Bolivia como maestro en artes plásticas en 1976.

Cursos Hizo un posgrado en tecnología de medios audiovisuales en Turín y realizó pasantías en Italia, Francia, España y Suiza.

Obras Desde 1976 a la fecha recibió 15 premios.


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