martes, 5 de junio de 2012

SAN FRANCISCO atesora restos de patriotas del 16 de julio de 1809

Urnas doradas sobre pilares con las leyendas de quienes fueron esos próceres se encuentran entre paredes de hasta un metro de grosor y una cúpula de piedra.

LA PAZ

Cambio

Al pie del altar de San Francisco se encuentra la entrada a la Cripta, donde se guardan los restos de los próceres de la Independencia de La Paz de 1809. Este espacio, que data del año 1556, antiguamente era utilizado por los franciscanos como cementerio.

Entre los más sobresalientes está Pedro Domingo Murillo, quien encabezó la Revolución de La Paz de 1809, junto a él están los restos de otros protomártires que perecieron el 29 de enero de 1810 colgados y asesinados a garrotazos.

“Nosotros somos los custodios de los restos de nuestros máximos héroes, entre civiles y militares, por ejemplo tenemos los restos de los integrantes de la Junta Tuitiva, encabezados por Pedro Domingo Murillo, como también Eduardo Abaroa, además de los restos del gran vencedor de Ingavi y para muchos el verdadero fundador de la patria: José Ballivián Segurola”, explica José Ríos, director ejecutivo del centro cultural museo San Francisco

Urnas doradas sobre pilares con las leyendas de quienes fueron esos próceres se encuentran frente a frente entre paredes de hasta un metro de grosor y una cúpula de piedra.

Actualmente, los nombres de los mártires componen las principales calles de la ciudad, como las calles Graneros, Sagárnaga, Bueno, Jaen y Lanza, en honor de ellos.

Los vestigios de Eduardo Abaroa, el héroe del Pacífico de 1879, también están en la Cripta, a su lado izquierdo lo acompaña otra urna que contiene la arena del mar y algunas conchas de las costas del Pacífico, que una vez fueron bolivianas y que Chile arrebató por la fuerza.

Desde 1932, los restos de estos personajes fueron entregados a los franciscanos para que sean los protectores de la historia de La Paz y de Bolivia.

En la bóveda también se encuentra el sarcófago de Pedro Domingo Murillo, quien fue ahorcado en la plaza que hoy lleva su nombre y posteriormente decapitado. Su cabeza fue llevada a donde hoy se conoce como Faro Murillo, en El Alto. El franciscano Juan de Dios Delgado y la hija de Murillo, Tomasita, fueron a rescatar una madrugada los restos para sepultarlo.

El alemán que amó Bolivia

La urna que contiene los restos del Mariscal Otto Felipe Braun también es resguardada en esas paredes gruesas. Braun, a pesar de haber tenido procedencia alemana, dedicó a Bolivia sus mejores años. Realizó grandes proezas, por las que recibió altos honores, como mención especial en la Batalla de Yanacocha y la otorgación de la primera de las tres espadas de honor en la Batalla de Socabaya, ascenso a general de División de Bolivia y del Perú y Gran Dignatario de las órdenes de la Legión de Honor de los dos países. La Cripta también alberga los restos de José Ballivián Segurola, quien fue presidente de Bolivia. A la caída de Santa Cruz, en 1839, el militar se sublevó en La Paz contra el gobierno de Velasco, que él mismo había ayudado a instaurar.

La cripta se abre de lunes a viernes de 12.20 a 15.30 y los sábados de 14.30 a 17.00, los horarios son estrictos, ya que se espera que la iglesia se cierre para dar el paseo por este lugar histórico.

El benefactor

Diego de Daena y Antípara fue un acaudalado vecino de esta ciudad y minero en el siglo XVI, quien donó 600 mil pesos a la iglesia para la segunda reconstrucción. La historia narra que el dinero fue aproximadamente la mitad de lo que costó levantar el Convento y la Basílica.

Hoy Diego el minero de Araca tiene un lugar privilegiado en la Cripta, donde sus restos mortales descansan en absoluta paz.


La historia de la primera casa religiosa

El Convento San Francisco fue fundado por Fray Francisco de los Ángeles Morales con el nombre de Nuestra Señora de los Ángeles. Fue la primera casa religiosa de la región inaugurada el año que se fundó la ciudad de La Paz: 20 de octubre de 1548.

Si bien el convento no fue clausurado con motivos de las guerras de independencia, no escapó de las mutilaciones, arbitrariedades y abusos propios de una época convulsionada.

El claustro principal de piedra sufrió profundas trasformaciones, siendo ocupado, sucesivamente por regimientos militares, oficinas de aduanas, escuelas y finalmente fue destruido parcialmente para dar lugar a la ampliación de la actual plaza de San Francisco. La fachada que hoy se conoce fue concluida en 1965.

La primera construcción data de 1549, pero el año 1608 una fuerte nevada destrozó la iglesia, construida en base a adobe y paja. La reconstrucción se dio en 1743 con piedras del río Choqueyapu y piedras de granito que fueron transportadas desde Viacha, de las canteras de letanías, para unir las piedras se usó cal y arena al no conocerse aún el cemento.

Dentro el museo de San Francisco se encuentra parte de la historia de la ciudad, ya que se dice que cuando Alonso de Mendoza llegó a fundar La Paz, los franciscanos ya la habitaban.

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