viernes, 29 de junio de 2012

MUSEO reaviva el legado de los escritores paceños

A pocos días de iniciarse julio, el mes de La Paz, es preciso recordar la obra de los que ya no están, y se lo puede hacer en el Espacio Interactivo Memoria y Futuro Pipiripi.

REDACCIÓN CENTRAL

Cambio

En un cuadro con marco negro, debajo de una foto de él, en la que tenía unos 30 años, y un fragmento de El Aparapita de La Paz, ubicado al lado derecho, al ingresar en el Salón de los Escritores Paceños, que se exhibe en el subsuelo del Espacio Interactivo Memoria y Futuro Pipiripi, está el poema que Jaime Saenz le escribió a Arturo Borda.

Saenz se sincera con el pintor y escritor, habla de licor.

“Soy un borracho. Bebo pisco, cerveza, chicha. Y mi amigo me dice que no beba, pisco, cerveza, chicha. Dios bebe y se emborracha cada vez que produce belleza. Dios se emborracha contemplando el carrousel tremendo de los planetas. Bebe órbitas, constelaciones, sistemas de estrellas, y se emborracha”.

“Y yo soy tan pequeño, ante Dios, que mis órbitas, mis constelaciones, mis sistemas de estrellas, son copas de pisco, botellas de cerveza, jarras de chicha”, menciona el poema que data de 1944.

A los escritos de Saenz se añaden una botella de licor, cinco dados, un cacho, un reloj antiguo, una chalina y una copia del saco azul, con remiendos, que el bohemio escritor compró de un aparapita y que usaba cuando recibía a sus amigos en su casa, donde vivía con su tía.

El saco fue donado por Mela Marquez, directora de la Fundación Cinemateca Boliviana, que lo utilizó para realizar la película sobre la vida del escritor paceño. A los objetos de Saenz se añaden miles más de escritores como Franz Tamayo, Arturo Borda, Alcides Arguedas, Raúl Botelho Gosálvez y muchos más.

“Ésta fue una idea que yo tuve como hace 30 años, cuando escribí una semblanza de Tamayo, que se llama Yo fui el orgullo; entonces pensé que lo más justo era que la ciudad de La Paz le consagre un espacio y de eso he estado hablando con los sucesivos alcaldes, prefectos y tuve muchos desaires, pero finalmente logré encontrar este lugar”, comenta Mariano Baptista, impulsor del espacio.

En la galería no sólo se exhiben escritos y documentos históricos, sino también una copia del escritorio de Franz Tamayo, un traje de un soldado chileno que participó en la Guerra del Chaco, que el país combatió contra Paraguay.

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