viernes, 11 de mayo de 2012

Restauran el melodrama “Coronilla” de Téofilo Vargas

Un grupo de cuatro músicos, bajo la batuta del maestro Alberto Villalpando, concluyó hace pocos días la restauración del melodrama “Coronilla”, escrito por el reconocido compositor boliviano Teófilo Vargas, que fue estrenado hace 100 años. La puesta en escena aún no tiene fecha definida.

El trabajo, que demoró seis meses, comenzó en noviembre de 2011 con la búsqueda de los manuscritos, contó ayer la maestra Bertha Artero quien trabajó en la restauración junto a David Valdivieso, Franco Saravia y Álvaro Zelaya. El resultado es una obra de tres horas de duración, para cuya presentación serán precisas algunas adaptaciones para reducir el tiempo, señaló Artero.

Aclaró también que “Coronilla” no es una ópera, sino un melodrama bufo. “Esto no significa que tenga contenido gracioso, sino que tiene muchas partes actuadas, sin canto y sin música”, explicó.

La fecha de la puesta en escena estaba prevista inicialmente para este mes, en ocasión del bicentenario de la Batalla de la Coronilla; sin embargo, la envergadura de la obra hace que el montaje sea complejo y requiera mayor tiempo de preparación, por lo que hace varios días la Oficialía de Cultura optó por postergar el reestreno y aún no se tiene una fecha definida, explicó ayer la jefa de Patrimonio Cultural del municipio, Luz María Ordoñez. Lo único seguro es que el escenario será el teatro Achá, señaló.

Ordoñez señaló que desconoce las razones por las que algunos medios publicaron recientemente que la presentación sería a fin de mes puesto que, aunque las notas la citan como fuente, nunca fue entrevistada sobre este tema.

Un trabajo minucioso

El trabajo de restauración, que incluye los arreglos, la orquestación y la revisión musical, demandó un trabajo minucioso y arduo para los restauradores puesto que los manuscritos eran bastante modestos en el sentido de que algunos instrumentos no contaban con partituras, contó Artero, algo que se debía a las limitaciones de la época. La maestra también señaló que había poca información de cómo era la orquesta.

Investigando, el grupo halló otros documentos que daban cuenta de que la orquesta era “modesta” para una obra de ese tipo, que requería una orquesta sinfónica, y que tampoco era estable pues no se contaba con músicos de planta.

Artero señaló que la primera etapa fue de recopilación y desciframiento de los manuscritos, tarea necesaria para la segunda parte que fue la de restauración, un trabajo basado en una experiencia previa, cuando el grupo (excepto Zelaya) realizó la restauración del melodrama “Aroma”, en 2010.

La maestra también contó que el grupo hizo aportes en la parte armónica. “Los manuscritos no tenían plan armónico y tuvimos que intervenir pero respetando lo que don Teófilo Vargas nos dejó como legado, como registro”, explicó.

Restauración “realista”

Artero admitió que, aunque ha pasado un siglo desde el estreno, las condiciones actuales tampoco son las ideales puesto que, en su criterio, la ciudad no cuenta con una orquesta que cumpla estándares internacionales.

“Para una obra de este tipo necesitaríamos contar con unos 100 músicos, cosa que no es posible, por eso hicimos un plan de trabajo realista”, dijo. Es así que, por ejemplo, para la instrumentación se trabajó con los requerimientos mínimos, tanto por la falta de músicos disponibles como de instrumentos.

El trabajo, contó Artero, estuvo a cargo de los cuatro músicos; pero respaldado por Villalpando con quien tienen un taller de actualización permanente.

Según informó Ordóñez, las partituras serán presentadas oficialmente durante la conmemoración de la Batalla de de la Coronilla.

Todavía existen limitantes para el montaje de la obra

La maestra Bertha Artero, integrante del grupo que restauró el melodrama “Coronilla”, insistió en que a pesar del tiempo transcurrido desde el estreno del melodrama “Coronilla”, siguen existiendo limitantes.

La primera de ellas es la falta de un escenario apropiado, que no solo tiene que ver con el espacio, sino también con la condiciones acústicas. “Incluso el teatro Achá no es un verdadero teatro, sino un convento adaptado, entonces es aún más difícil pensar en poder contar con un teatro operístico”, señaló.

Una obra de este tipo, según la maestra, requiere además una conjunción de artes como la pintura, arquitectura, diseño, música, teatro y un especialista que logre engranarlas adecuadamente para el montaje, condiciones que tampoco se cumplen.

Por su parte, la jefa de patrimonio Cultural del municipio, Luz María Ordóñez, informó ayer que el reestreno de la obra será en el teatro Achá, donde los artistas ya realizaron un mapeo para ubicar coros y orquesta.

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