lunes, 7 de mayo de 2012

Lo mucho bueno, lo malo ajeno y lo poco feo del Festival de Chiquitos

Cae el telón del IX Festival Internacional de MúsicaRenacentista y Barroca Americana "Misiones de Chiquitos". Miles de personas disfrutaronlos once días de música interpretada por 48 grupos de 19 países en once templosdel Departamento de Santa Cruz y Villamontes, Tarija, además de decenas deprogramas locales preparados por gobiernos municipales de las poblacioneschiquitanas.

El festival mantuvo su alto puesto entre los mejores del mundo gracias a laproducción de la Asociación Pro Arte y Cultura, APAC, y sus directivos MarceloAraúz, Cecilia Kenning, Peter Nawrot, el esfuerzo de su equipo administrativoal mando de Paola Aramayo de Paz Soldán y una cadena de entidades públicas yprivadas- muchos bancos- que auspician este acontecimiento bianual.

Lo mucho bueno

El balance es un aplauso sincero y cerrado, como destaca la prensa en sutotalidad y los expertos que llegaron especialmente para el Festival.

La calidad de los grupos visitantes y de los grupos bolivianos fue siemprebuena y en muchos casos excelente. La mayoría de los conjuntos forasterospertenece a las ligas mayores de quienes interpretan música de autoresrenacentistas y barrocos. Los bolivianos mostraron su competencia,sobresaliendo el Ensemble Moxos y el Ensemble Barroco Chiquitano.

La programación fue variada, combinando la música sacra con la música profana,la de autores famosos con la de autores anónimos, la de compositores europeoscon la de los compositores que vivieron en las Misiones de la Chiquitania.

La mayoría de las presentaciones gozó de lleno completo,incluso en días de fríos y de feriados obligados. Sólo dos no lograroncompletar las butacas. El público hizo colas disciplinadamente, guardo silencioy respeto y en pocas ocasiones aplaudió cuando no debía. En general, sobre todoen las provincias, las personas mostraron conocimiento musical, leían elprograma atentos para saber cómo iban las piezas escogidas y respetaron laejecución de cada obra.

La infraestructura hotelera y de alimentación en San Ignacio de Velasco,Concepción, San Javier, Santiago de Chiquitos y San José de Chiquitos es decinco estrellas. Además, los establecimientos de tres estrellas se esfuerzanpor mantener su calidad. Hay camas y comidas para todos los bolsillos. Losmedios de transporte son regulares y algunos demasiado viejos, pero los caminos-salvo Santa Cruz a San José- están en buen estado. El servicio de trenestambién fue excelente hacia Roboré y Santiago de Chiquitos.

Las alcaldías, salvo la de Concepción, mostraron un empeño enorme paracomplacer al visitante y apoyar al Festival plenamente. Además, los puebloschiquitanos gozan de un trabajo profesional para atraer el turismo.Instituciones como CEPAD, dirigida por Carlos Hugo Molina, preparancontinuamente a personal de hoteles, hosterías, restaurants, para el aseo y elbuen trato. La señalización y la información son una guía confiable para elforastero.

Destacó el Gobierno Municipal de San Javier y al Gobierno Municipal de SanIgnacio por su compromiso con el evento cultural y la presencia física de susalcaldes y concejales en los conciertos.

La Gobernación de Santa Cruz instruyó a sus subgobernadores colaborar con todoslos visitantes, especialmente con la prensa. En San Ignacio de Velasco, lasubgobernación ayudó a los periodistas en los traslados a pueblos más lejanos yen el acceso a la información general de la zona.

El ministerio de Culturas financió con Bs. 100.000 y se comprometió aampliar ese monto y a avalar al Festival de Música para las próximas versiones.

Lo malo ajeno

A pesar de los esfuerzos para mantener al Festival de Música "Misiones deChiquitos" al margen de la convulsión social nacional, no fue posible. Latregua fue corta.

La falta de solución a los reclamos de los médicos, los bloqueos por problemas localesa lo largo de la ruta desde Santa Cruz hasta San Javier, afectaron a decenas depersonas. Almuerzos reservados para 60 músicos fueron cancelados. Por otraparte, hubo que conseguir comida para otros cientos varados en medio camino.Buses contratados no llegaron a destino. Otros grupos tuvieron que adelantarviajes, hubo que cambiar reservas de hotel. Dos conjuntos internacionalesperdieron vuelos de retorno.

Quizá, desde el pedido grupal o sectorial, no se alcanza a vislumbrar el dañoque se hace, como ya ha sucedido con tantos encuentros internacionales o, hacedos años, con el Festival de la Orquídea en Concepción.

Lo poco feo

La organización del Festival no tuvo asuntos feos. Sólo algunos temas externosafectaron a su plenitud, como la calidad de los vehículos de transporte a laspoblaciones.

Las agrupaciones de las poblaciones chiquitanas no logran mantener a todos susintegrantes, se notan muchos cambios, mucha rotación, salvo los casos honrososque además muestran cómo la continuidad potencia músicos de primera.

Lamentamos la falta de respaldo de padres de familia; en el área rural, porquerequieren que los chicos trabajen en el chaco; en la ciudad, por la idea de quela música no es una profesión y más bien una desviación que lleva a la pobrezao a la bohemia. Mientras un campesino corregidor de Santa Ana respaldadecididamente a su hijo organista, un profesional cruceño censura a su hija portocar en una orquesta.

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