domingo, 4 de septiembre de 2011

Fotografías para la historia

Movimientos sociales! Una expresión muy presente… aunque cuando se quiere investigar a los movimientos sociales no siempre se sabe por dónde empezar a recabar información. Un hipotético investigador o ciudadana puede pensar en recurrir a la televisión. ¿No sería genial mirar los informativos de hace cinco o diez años? Claro, genial, pero pocas televisiones tienen sus archivos. Si han guardado algo, sólo son unos cuantos programas porque la escasez ha llevado a la terrible práctica para los archivos y la historia de regrabar videos una y otra vez. Otros, en soportes más nuevos, están en algún disco duro, pero como son de hace cinco años, nadie sabe muy bien dónde están. Y si uno los encuentra, podría ser para darse cuenta que ese disco duro tuvo un virus y que la información se ha perdido. A nuestro personaje se le ocurre, entonces, hablar con los protagonistas, pero sólo saber quiénes fueron hace 10 años no es tarea fácil y encontrarlos resulta una odisea. Podría ir también a una radio, aunque si las televisiones no tienen archivos, piensa que probablemente las radios tampoco. Se le ocurre, entonces, visitar las instituciones involucradas: gremios, sindicatos, confederaciones… pero descubre que los pocos documentos que existen, en escasos estantes, son los que están en uso: los dirigentes suelen conservar su propia documentación, le dicen…

El relato sería más o menos interminable. Y es que es muy difícil tener documentación contemporánea sobre un tema tan importante como los movimientos sociales. Ésta fue una de las tareas que se propuso el Archivo de La Paz. Alguien puede haberse preguntado (y se preguntan aún): pero ¿por qué el Archivo de La Paz debería interesarse en esta temática?

Existen dos razones poderosas. Primero, porque un archivo histórico no es sino el depositario final de una larga cadena: en la práctica, los documentos de un banco estatal terminarán en su archivo, los de la Asamblea en el Archivo del Congreso, los de Finanzas al Archivo de Finanzas… y esto puede replicarse en las diferentes instancias estatales y de gobierno en todos los niveles, o finalmente concentrarse en un archivo que reagrupa varios. ¿Pero qué sucede con temas y actividades que no pasan por el Estado y que no son del Estado? Pues en general se pierden. En otras palabras, existen muy pocos archivos que concentren sistemáticamente las actividades de la “sociedad civil”. Ésta ha sido la razón del interés del Archivo de La Paz en este tipo de documentación. La segunda razón es que si queremos cambiar el “contenido” de la historia, debemos precautelar, en primer lugar, los documentos y la memoria. Por consiguiente, un archivo del siglo XXI no tiene que contentarse con la actitud pasiva de ser el depositario final de algunas instituciones y personas; tiene un rol activo porque de otra manera la historia fuera de las instituciones estatales termina perdiéndose para nunca jamás. Y con ella se pierde la historia cotidiana de la mayor parte de la gente, la historia de grupos subalternos, las historia de mujeres y niños.

El Archivo de La Paz acaba de terminar la digitalización de 19.283 piezas documentales de la colección Movimientos Sociales: 5.520 fotografías de movimientos sociales (1991-2010) descritas en 34 campos; 6.780 artículos del periódico Ultima Hora (1993-2001) descritos en 25 campos; 4.500 piezas de audio de la Radio Erbol (2003-2011) descritas con 10 campos; 1.130 piezas del grupo de Mujeres Creando (1995-2010); 400 fotografías, 388 artículos y 342 misceláneas; y 1.353 piezas de la Familia Galán (1995-2011).

El formulario de descripción de cada una de estas fotografías y documentos fue largamente pensado y planificado en un equipo para permitir que las personas que los consulten puedan encontrarlos rápidamente. Una foto tiene varios términos descriptores o temáticos, de tal manera que si alguien busca documentos sobre la huelga del magisterio del año 1995, por ejemplo, puede encontraros bajo los términos: huelga, educación, profesores, marcha y así sucesivamente. Si alguien busca sólo a Wilma Plata, la encontrará.

Paralelamente, el Archivo de La Paz rescató hace algunos años una de las mayores colecciones fotográficas del país, la del periódico Última Hora, y emprendió la tarea de describir y digitalizar una a una las más de 50.000 fotografías tomando en cuenta aspectos de forma y contenido que permiten, como en el caso anterior, realizar búsquedas automatizadas. Un ejemplo. Uno puede encontrar bajo la letra “C”: carreteras, caricaturas, cementerios, ciudades o construcciones; centros de educación, comunidades y pueblos, pero también lugares como Charazani, Cochabamba, Chiquitos o Chonchocoro. Finalmente, el catálogo de la tradicional colección histórica del Archivo de La Paz ha sido ampliado siguiendo el mismo sistema y se han digitalizado sus 10.526 fotografías.

Ese conjunto documental se encuentra en un sistema informático desarrollado por César Lunasco que permite administrar el trabajo y realizar búsquedas simples o avanzadas en una sola colección o en todas.

El trabajo fue realizado por un equipo de alrededor de 30 personas, en su gran parte estudiantes de la carrera de Historia de la UMSA. Día a día, con paciencia y dedicación, sacaron las fotografías de sus cajas, las numeraron, las describieron una a una, uniformizaron los nombres, las digitalizaron y las guardaron. Pasearon por el pasado, compartieron entre ellos e hicieron de él su vida cotidiana. Cada fotografía lleva la huella de su trabajo y debemos recordarlos en cada fotografía que miremos. Para ese equipo debe ir nuestro reconocimiento, el mío hoy y el de usted que nos lee y que seguramente recurrirá a esas fotografías alguna vez.

Una entrega admirable y digna de poner de relieve. César, Daniela, Patricia, Eli, Lupe… y podríamos seguirlos nombrando. Son muchas personas que se comprometieron y que hoy entregan su trabajo. Ojalá las autoridades pudieran seguir su ejemplo y cumplir sus promesas de otorgar un espacio al Archivo de La Paz, que es su institución, el archivo de la historia de la ciudad, del departamento y del país. Las promesas están ahí desde el año 2008, 2009, 2010, 2011…

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