martes, 6 de septiembre de 2011

El arte criollo paceño tiene su mejor lienzo en los micros y minibuses

Hay pocas cosas tan comunes, en la cotidiana faena paceña, como los mensajes pegados en las ventanas de micros y minibuses, una muestra cabal de que el ingenio criollo también puede plasmarse en el arte.

Cada día aparecen ante nuestra vista frases como: “Tu envidia es mi bendición”, “Llorarás por mí”, “No me sigas, porque yo también estoy perdido”, “Pobre, pobre, pero qué rico tipo”. Es imposible esquivarlas.

Su ocurrencia, creatividad, picardía o incluso su profundidad no sólo reflejan a sus propios autores, quienes tienen diferentes razones para ponerlas, sino además la identidad colectiva, híbrida y compleja de la urbe.

“Yo coloqué ‘El matón’ en mi micro porque es mi apodo y así quiero que me conozcan todos mis amigos del sindicato”, explica entre risas René Apaza, un conductor del Sindicato Litoral.

Otros, como el chofer Raúl Rojas, lo usan como un medio para difundir su fe. “Jehová es mi pastor”, se lee en la ventana trasera de su minibús. “Puse este mensaje para dar paz a las personas que lo miran”, comenta.

En algunos vehículos, en lugar de frases se plasman nombres o diseños de personajes conocidos, como el Che Guevara, que también tienen su razón de ser. Como explica Pedro Quisbert: “Se ponen dibujos que nos parecen llamativos y los nombres de personas que son importantes para uno”.

Pero, ¿de dónde salen estos diseños? En El Alto y en la zona Norte de La Paz, por la calle Kollasuyo, se instalaron decenas de talleres que ofrecen este servicio.

Basta una computadora con programas de diseño y una máquina plotter que siluetee la figura en el vinil (papel adhesivo). El resto del trabajo es artesanal.

El proceso puede durar de una a cuatro horas, de acuerdo con la dificultad del bosquejo solicitado. Guido Bautista explica los pasos: primero en la computadora se diseña el dibujo o se pone el tipo y tamaño de letra del mensaje. Luego el programa manda esta información a la máquina plotter (similar a una impresora, pero en mayor escala), que se encarga de hacer la silueta en el vinil.

Finalmente, se desprende el contorno con un estilete y se lo pega en la superficie del auto, limpiándola previamente.

Este proceso parece sencillo, pero “se necesita mucha precisión y paciencia”, según apunta Sergio Apaza. Cada día se puede realizar hasta un centenar de trabajos de todo tipo.

El costo varía, está entre cinco y 400 bolivianos, dependiendo de la complejidad, el tamaño y los colores que se utilicen.

Al respecto, Bautista explica que como no hay un sindicato en este campo, tratan de manejar un precio estándar de acuerdo al material. Sin embargo, la oferta de cada taller sigue siendo diferente.

El vinil chino es más barato, pero tiene menos calidad; el americano tiene un pegamento garantizado y el brasileño tiene más gamas de colores, todos enteros.

Generalmente este material puede durar hasta tres años, resistiendo agua y polvo. Después se lo debe cambiar porque empieza a despegarse.

100

trabajos al día realizan en algunos talleres que ofrecen este servicio.

Gracias a la tecnología, estos artesanos mejoraron su técnica y sus productos. Hasta hace cinco años, todo el procedimiento era manual y por eso los diseños eran más limitados. “Ahora no importa el pedido, para nosotros no hay nada imposible. Lo que el chofer pide, se hace”, dice Emilio Pinto, dueño de un taller.

Para realizar este trabajo sólo se necesitan de una a tres personas. Son negocios pequeños, que generalmente atienden a sus clientes en las aceras donde, uno tras otro, esperan su turno.

En definitiva, la decoración de vehículos es un arte urbano que no pasa desapercibido en el cotidiano transitar de los paceños.

Pasos para decorar
En los talleres donde se realiza este arte plasmado en el transporte público, se siguen los mismos pasos. Su elaboración es sencilla, pero requiere de material específico.


Uno: El primer paso consiste en realizar el diseño que el cliente desea. Algunos llevan en papel y se lo debe escanear, pero otros sólo dan una idea de lo que han imaginado. Después se lo envía a la máquina plotter, que es la que siluetea el vinil.



Dos:La segunda parte del procedimiento consiste en desprender el contorno del diseño con un estilete y sacarlo de la superficie para pegarlo en la parte elegida por el conductor del automóvil.



Tres: El último paso consiste en apretar el adhesivo contra la superficie del vehículo previamente limpiada para que dure unos tres años. La entrega del trabajo deja al cliente satisfecho la mayoría de las veces.

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