miércoles, 17 de agosto de 2011

Supay y sus caminos, es la muestra de lo mítico del Tío

Las prácticas rituales fueron condenadas durante la Extirpación de las Idolatrías, siglo XVII, ofensiva contra-religiosa provocada principalmente por el movimiento mítico religioso del Taki Unkuy (1565).

Entre la diversidad de divinidades que conforman la cosmovisión indígena está el Supay o Supaya, la deidad del Manq’a pacha o mundo de abajo, encargada de guardar y cuidar los minerales, a los animales que viven y salen en determinadas fechas, a las aguas subterráneas y a las semillas que germinarán para dar alimento a los hijos de la divinidad principal, la Pachamama o Madre Naturaleza.

La muestra Supay, los caminos del Tío que se inaugurará el 24 de agosto en el Museo Nacional de Arte de la hoyada paceña es una exposición temática en la que se representa el contenido mítico del Tío de la mina.

La exposición está compuesta por instalaciones, pinturas, fotografías e inclusive por una serie de herramientas que son utilizadas en la explotación de minerales en los socavones.

Según Clemente Mamani, investigador de aspectos referidos al Supay, la tierra se dispone a recibir las semillas del ciclo agrícola anual y cuando ésta se abre, suben al Aka Pacha o el mundo de aquí, el Chacha Supay y la Warmi Supay para provocar la entropía de la vida, para desordenarla y provocar el caos creativo.

Para evitar que eso ocurra se ofrecen mesas de ofrenda o wajt’as y k’oas a la Pachamama en agradecimiento por los frutos que nos brinda y asegurarnos que seguirá haciéndolo para que nada falte a la población, es una forma de prevenir el caos.

La curadora del museo y responsable de la muestra, Fátima Olivárez, destaca el reconocimiento pleno de la Pachamama como proporcionadora de vida, que nos convoca a una convivencia entre nuestro mundo interior y las entrañas de su vientre telúrico —propio de su naturaleza—, cuando nos toca recorrer los caminos del Tío en todo el territorio minero.

Recorrer por los caminos del Tío, en el Cerro Rico, en Colquiri y en todo centro minero, es un hallazgo sincrético, místico y plástico, expresado en las maravillosas conformaciones que por su color, textura y forma conforman verdaderas obras de arte que se plasman en el interior mina, por la esencia de la tierra, por el trazo fino de sus vetas y por el juego combinado de luces y sombras, de sus parajes en los diversos niveles.

No necesariamente todos los centros mineros tienen a un Tío en su seno, existen otros casos en que las illas o piedras del propio lugar son veneradas en el mismo sentido en que se venera y ch’alla un Tío.


El Tata Kajchu o el Señor de las Minas

El Tata Kajchu o Señor de las Minas, conocido tradicionalmente como el Tío, no es el diablo, afirman varios antropólogos.

En el imaginario colectivo se lo confunde con la imagen diabólica de Lucifer por las características físicas que normalmente presenta y tal vez por la sinonimia del denominativo de Supay.

El Tío es más bien un ser protector, benefactor e intermediario ante la Pachamama, que facilita —desde la creencia y mito minero— los caminos que conducen a las vetas de mineral, beneficio que genera trabajo productivo e ingresos para los mineros de las poblaciones altiplánicas.

Es un ser telúrico, respetado y honrado con ofrendas y peticiones para cada jornada laboral, es un ser del bien ubicado generalmente en un paraje especial, protegido y de fácil accesibilidad en el Manq’a Pacha (el mundo de abajo). En el Museo de Arte se podrá conocer sobre el mito del Tío.

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