lunes, 8 de agosto de 2011

El Réquiem de Verdi se interpreta por primera vez en Cochabamba,

VERDI El Réquiem más reputado de todos, es sin duda, el de Mozart porque simplemente es extraordinario, pero el de Verdi, es una verdadera experiencia religiosa. Se interpreta por primera vez en Cochabamba, gracias a la iniciativa de un joven director cochabambino que ha revolucionado la actividad cultural en la ciudad.

Poseído por un dinamismo inusual para nuestra serena sociedad, el maestro Augusto Guzmán combina la pasión artística propia de los grandes directores de orquesta en el mundo, con una cualidad transformadora que está revolucionando la actividad cultural en Cochabamba.

Desde su retorno a Bolivia en 1998 de la ex Unión Soviética, ha realizado una labor infatigable abriéndose espacio para ejercer su profesión. Su trabajo de un mérito incalculable, ha pasado desapercibido para los que entienden poco de música.

Guzmán se inició en la dirección a los 15 años en el Instituto Eduardo Laredo, se ha formado posteriormente durante 10 años como director de coro y orquesta en la Escuela Superior del Conservatorio Tchaikovsky y en la Academia Rusa de Música “Gnessinn” de Moscú.

Ha fundado grupos de reconocida trayectoria como “La Camerata Concertante” apuntando a un innovador proyecto musical y educativo que hoy es orgullo de la ciudad, la Orquesta Filarmónica de Cochabamba. Sus decisiones musicales en estos cuatro años de vida de la Filarmónica hablan de un proceso de maduración colectivo, paciente y progresivo. Con el Carmina Burana, la Novena Sinfonía de Beethoven y la puesta en escena de la primera ópera nacional, Incallajta, nos ha mostrado un universo de música que no era posible en nuestro medio hasta ahora.

Guzmán tiene el conocimiento sobre la esencia de la música, entiende el sonido fenomenológico y su funcionamiento, cuenta con la habilidad de hacer que la gente quiera interpretar, el ímpetu de animar una orquesta, de enseñar, de liderar y al mismo tiempo, la suficiente sencillez de escuchar a sus músicos. Es eficiente con su tiempo aunque tiene fama de “impuntual”.

Conoce de estilos, monta conciertos, organiza los aspectos logísticos que no le corresponden a un director y lo más importante, nos cultiva sobre qué es lo que debemos oír de los buenos instrumentistas de una orquesta.

A pesar de una agenda recargada, el maestro Guzmán conversa en exclusiva con OH! sobre la importancia de la Filarmónica, su inagotable despliegue de energía y de por qué vale la pena estar aquí haciendo lo que hace.

OH!: ¿Por qué retorna a Bolivia?
Pensé que era urgente traer los conocimientos a nuestro país, si no, ¿hasta cuándo Bolivia va a estar postergada?

OH!: ¿Fundar la orquesta Filarmónica de Cochabamba fue su principal propósito?
Fue algo planificado que con suerte y empeño se ha materializado. Era un sueño un poquito lejano pero que esperaba poder ver. Calculé unos 10 años y la fundación de la Filarmónica coincidió con los 10 años de actividad de la Camerata Concertante.

OH!: ¿Cuál es importancia de contar con una Filarmónica propia?
Una orquesta Filarmónica es un punto de referencia en cuanto al nivel cultural de una región. Es una institución que pone la cara ante el mundo y habla sobre la cultura de una ciudad. Dependiendo de la magnitud de las obras que interpreta, en algunos países la Filarmónica es su mayor orgullo.

OH!: La mayor parte de su repertorio ha sido orquestal, pareciera que es su especialidad. Pero estos últimos años nos ha ofrecido otros géneros.

Estoy consciente de cómo el nivel en nuestro medio ha ido subiendo. Hoy es tal que ya podemos aspirar a interpretar obras majestuosas. Pensemos en los chicos del Laredo que después de estudiar 10 años su instrumento continúan formando parte de la Filarmónica. También tenemos un grupo de personas talentosas con ganas de cantar, tienen buena voz, oído y forman parte de un coro amateur con los que ya es posible planificar grandes proyectos. El resultado final ha sido hasta el momento adecuado.

OH!: ¿Cómo prepara una obra?
La mayor parte del repertorio que he presentado son obras que ya he estudiado antes. Lo primero que pienso es en el nivel, no en el actual sino a lo que podríamos llegar. Estudio de nuevo, analizo e internalizo. Después viene la parte de convencer a los instrumentistas. Les hablo mucho con paralelismos. Evoco paisajes y estados de ánimos. Busco que la interpretación sea unánime.

OH!: ¿Qué es lo que hace a un gran director de orquesta?
La música es viva y de ahí que hay tantas interpretaciones. El buen director le pone algo suyo a la obra pero nunca yendo en contra de lo planteado por el compositor. Tiene que tener carisma porque el éxito o el fracaso de la interpretación dependen de ello. Una partitura se debe leer considerando que el co mpositor es el arquitecto y el intérprete el ingeniero, pero la reconstrucción tendrá siempre sus propias texturas y densidades.

OH!: ¿Cómo está compuesta la Filarmónica de Cochabamba?
Si no se cuenta con una orquesta completa y profesional es imposible ejecutar obras de envergadura. Partiendo de esta idea, te puedo decir que los músicos que forman parte de este proyecto tienen mucho compromiso y amor por la música. Somos pocos los profesionales que vivimos de esto. Estábamos fuera y hemos vuelto. Hay otros en etapa estudiantil y algunos que ejercen profesiones alternativas pero que están en pro de este movimiento.

OH!: ¿Cuáles son las piedras de tope para el desarrollo de nuestra Filarmónica?
El mayor problema es el presupuesto. En el mundo la mayoría de las orquestas son subvencionadas por el gobierno, la empresa privada y particulares que son amantes de la música. Es muy difícil auto sostenernos pero es nuestra realidad. Otro problema es la carencia de instrumentos. La mayoría de las cuerdas tienen sus propios instrumentos, pero los grandes de percusión mayor como timbales deberían ser de propiedad de la Filarmónica y no los tenemos. Necesitamos un buen piano y en Cochabamba tampoco hay. No tenemos sede propia pero nos ampara el Instituto Laredo que es nuestra alma mater.

OH!: ¿Cómo está respondiendo el público cochabambino a su música?
Piensa que con el Carmina Burana hemos tenido como público 3.500 personas. Este nivel de participación me da ímpetu para seguir proponiendo musicalmente porque sé que la gente convocada va a disfrutar de los conciertos. Estoy feliz y agradecido. Es importante sostenerla.

OH!: ¿Tiene alguna estrategia para convencernos de lo que es bueno?
Trato de ofrecerles obras que es posible que conozcan pero al mismo tiempo les presento piezas nuevas. Es la manera de ir enriqueciendo los conocimientos musicales de nuestro público. No nos quedemos en lo popular. Merecemos escuchar a todos los grandes.

OH!: Lo suyo es una obra titánica. ¿Qué lo mueve?
(Ríe) Las obras que interpretamos me apasionan y gratifican de tal manera que ya estoy soñando con la próxima. En La Paz tenemos la Orquesta Sinfónica hace más de 70 años. En Cochabamba tenemos que lograr una orquesta así. Mi ideal es que ésta institución perdure y nos sobreviva a todos los que dimos el primer impulso.

OH!: Me agota la idea de lo que significa la apuesta.
No hay tiempo para estar agotado. Hay mucho por hacer.

OH!: Qué mensaje les envía a los músicos jóvenes en Cochabamba?
Que si están apasionados por la música, que sigan adelante. Es una misión quijostesca, lo es. Aquí vamos contra viento y marea pero uno encuentra una respuesta a la larga. La satisfacción está en el arte en sí mismo.

OH!: ¿Volvería a estudiar música para hacerla en Bolivia?
Ni siquiera tengo que pensarlo; volvería a Bolivia una y otra vez.

Verdi en El Portal

La Filarmónica presenta como uno de los grandes conciertos de la temporada 2011 en Cochabamba, mañana 8 y el martes 9, en el centro de eventos El Portal, la célebre “Messa da Réquiem” de Giuseppe Verdi, una de las obras sinfónico-corales más impactantes del género para solistas, coro y orquesta.


La Misa para Difuntos de Verdi, es una obra de gran intensidad y pasión que se caracteriza por la plasticidad y amplitud de sus melodías. La inventiva en lo armónico, rítmico y orquestal, es desbordante. A cada momento sorprende un giro armónico, un contratiempo o alguna otra figura que muestra al compositor en la cima de su energía y originalidad. Su belleza radica en la letra que no subraya el renunciamiento humano frente a lo divino, sino que constituye un homenaje a la música y a la vida.


Según los entendidos, sus detractores la acusan de ser operática, sin la dignidad y el recogimiento que debería tener una obra sacra principalmente porque se aleja de la solemnidad religiosa que caracteriza a las composiciones del género. Pero el sentimiento religioso que permanece como una constante en las Óperas de Verdi por su arraigado humanismo, es igualmente elocuente y apasionado.


Conmueve y atemoriza el dramatismo del tratamiento melódico en el segundo movimiento, el Dies Irae (la Ira de Dios), donde las líneas del canto son fascinantes por el significado del mensaje que raya en lo violento. “Día de la Ira, día aquel en que los siglos se reduzcan a cenizas, como testigos el Rey David y la Sibila. ¡Cuánto temor habrá en el futuro, cuando el juez haya de venir a juzgar todo estrictamente! … “.


Las entradas se venden en la Alianza Francesa con precios que oscilan entre Bs. 20 y 70.

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