domingo, 24 de julio de 2011

Sandra Boulanger «La violencia no puede ser espectáculo»

Sandra Boulanger sube y baja afanada, las escaleras de piedra del Museo San Francisco en La Paz, revisando todos los
detalles para que la exposición del World Press Photo 2011 esté perfecta; para que quede tal y cómo se exhibió en Europa, en el mismo formato, con el mismo espacio, hasta con la misma luz.

Es para ella un asunto personal. Antes de la entrevista, la fotógrafa y ex bailarina, principal responsable de que la
muestra llegue a Bolivia a través de Acción Cultural, me invita a recorrer la exposición, mientras ella termina un compromiso
con otro colega. Cuando acabo de ver la muestra estoy absolutamente impresionada.

Como la mayoría de los miles de asistentes a la exposición de fotoperiodismo más relevante del mundo, que este año
se dio cita en La Paz. Ahora entievndo más el afán de Sandra. Esta exposición no es una más.

Como anécdota de lo impactante del World Press Photo, Sandra cuenta que este año le ha sido más difícil promocionar
la exposición, dada la crudeza de sus imágenes.

La principal es la de Bibi Aisha, la joven de 18 años a la que los talibanes cercenaron la nariz y las orejas como castigo por haber huido de los malos tratos de su marido.

Pocos locales quisieron exhibir el afiche, que muestra una realidad común a muchos incluyendo Bolivia: la violencia
doméstica. Una irónica paradoja.

“Que te corten la nariz o te peguen en el ojo, es lo mismo, es igual violencia. Este año esta muestra ha servido para que
muchas mujeres y hombres reflexionen al respecto”, dice, apasionadamente la artista, que es además hija de una de las
pintoras más importantes de Bolivia, Graciela Rodo Boulanger.

OH!: Ha estado rodeada de arte desde muy pequeña ¿verdad?, ¿qué tan importante ha sido ello para que se convierta
en artista y se dedique ahora a promoverlo? ¿Hubiera sido artista si no se daban estas circunstancias?

Mi madre es pintora y era pianista, mi padre es un coleccionista de arte, desde siempre he crecido con arte alrededor.
Creo que hay mucha gente con sensibilidad especial, mientras que hay otras personas a las que el arte no les hace nada.

Es difícil explicarlo porque yo he crecido en un ambiente de arte y no puedo decirte cómo habría sido mi vida sin él. Pero
creo que el trabajo se debe hacer a nivel de los papás al sensibilizar a nuestros hijos.

Yo llevo a los míos (el mayor de 16 y la menor de 13) a conciertos, exposiciones, recitales… a veces salen felices, otras
protestando. Asumo que algún día me lo van a agradecer.

OH!: ¿El artista nace o se hace?

Yo creo que son las dos cosas; se nace con la fibra, y también se puede ir educando.

Uno no aprenderá a amar la ópera a los 50 años, ya es un poco tarde, pero si empieza de niño, tal vez algún rato haga
un “clic”.

OH!: De actuar en la ópera de París a promover el arte en Bolivia hay un gran trecho...

Es difícil. Creo que lo que estoy haciendo acá nace justamente de una gran frustración.

A mi me gusta el ballet, la ópera, la fotografía, y si bien hay muchas cosas aquí, por un tema económico estamos limitados
en la calidad respecto de las cosas que se pueden traer de fuera. Yo creo que Bolivia merece acceder a todo y a lo mejor. World Press Photo es un evento que se ve acá, en París o en Tokio de la misma manera, en el mismo formato, la misma calidad. Y hemos tenido una respuesta de miles de personas en los días en los que la exposición ha estado abierta.

Hay que dar oportunidad a la gente de formarse, de medir la calidad...

OH!: ¿A través de miradas hacia fuera?

Si siempre es la misma academia de danza la que actúa, las personas no pueden comparar, pero si llegan academias de
afuera, los mismos artistas pueden competir, pueden mejorar. Los fotógrafos de acá no pueden resentirse porque venga
esta exposición, más bien deben venir y verla y saber por qué es tan fantástica.

Hay que elevar la barra porque el techo en arte, es todavía muy bajo en Bolivia.

No es falta de talento, es que nos miramos mucho el ombligo. Tenemos que mirar afuera, no con envidia, sino para
aprender.

OH!: Hablemos de la fotografía, todavía no muy desarrollada en nuestro país, ¿cuál es su visión al respecto?

La fotografía es muy amplia y hay muchos géneros, pero yo me guío por la buena y por la mala fotografía. Creo que
falta escuela y talleres. Sin embargo, hay la herramienta del Internet, que no es lo mismo, pero nos quita la excusa de no
saber lo que pasa alrededor. También es un arma de doble filo, porque hay gente que mira demasiado en la Red y produce
aquí lo que ve afuera. Aunque en Bolivia todavía pasa desapercibido lo que es el plagio, hay gente que sabe. Y eso quiero
decirlo.

Bolivia es un país increíble y tenemos la suerte de no tener miles de fotógrafos trabajando, entonces hay un campo
amplio. Me da pena ver que en el World Press Photo de este año, las fotos de las cholitas luchadoras bolivianas las haya
tomado un italiano y eso porque de todos los que participaron en el evento, sólo hay tres bolivianos. Tiene que haber
más esfuerzo.

OH!: Esta exposición es particularmente dura. ¿Es esa la idea? ¿Es necesario impactar tan fuertemente al público? Yo sentí un nudo en la garganta en la mayoría de las fotos...

Tu reacción es buena. Yo sentí lo mismo cuando me llegó el catálogo. Pensé “o me estoy poniendo vieja o todo me afecta”.

Veo esta exposición y se me revuelve el alma. Veo fotos de niños muertos y no puedo. Pero mientras estas fotografías
nos indignen y nos revuelvan el estómago, estamos bien. No podemos aceptar lo que está pasando en el mundo. Si bien
dentro de la exposición hay fotografías de naturaleza, retratos, etc., lo cierto es que las imágenes fuertes son las que te
golpean, las que te hacen pensar.

OH!: ¿Cuál es el límite, sin embargo?

Estamos en una sociedad muy trivial y creo que hay que reordenar prioridades e ir a las cosas profundas. Desde botar un
papel en la calle, que se acumulará con la otra basura en la alcantarilla y que puede ocasionar que cuando llueva muera
gente… Somos todos responsables… Hay pequeñas cosas que están en nuestras manos. Y en el caso de estas imágenes,
está bien que nos choquen. Sería terrible que entremos a la exposición diciendo que es bonita. Es más, hay gente que lo
hace. Entiendo que puede ser un tema de vocabulario, pero cuando me dicen que es bonita me duele porque no son fotos
bonitas, las encuentro indignantes y fundamentales.

OH!: Para muchos el fotoperiodismo no es considerado como se debe...

El World Press Photo es importante porque es un homenaje a la prensa. Hay una visión tan glamorosa de quienes supuestamente ganan fortunas y viajan por el mundo, cuando en realidad los fotoperiodistas, como los periodistas, trabajan
por bajos sueldos con gran riesgo. Pueden recibir una bala en el pecho por tomar una foto al estar en primera fila. No
hay glamour. Muchos se pagan sus pasajes para ir a las zonas de conflicto.

Esa gente que dice que la prensa estorba, que es molesta, está con las pantuflas y el cafecito viendo la tele. Pero afuera
está la gente que trabaja para mostrar el mundo.

OH!: ¿Qué pasa en cuanto al morbo?


El morbo lo pone la persona que lo está viendo. El morbo no viene del periodista, puede venir del medio, de cómo usa
la imagen, pero el fotoperiodismo es una vocación, es una manera de ser, no es un hobby. ¿Por qué están los fotoperiodistas
en la primera línea cuando hay una guerra?

No es por la fama ni por el sueldo. Van porque creen que es su deber informar y porque creen que el poder de la imagen es enorme y puede cambiar algo.

La violencia no puede volverse un espectáculo.

Perfil

Sandra Boulanger

Franco-boliviana, Sandra Boulanger nació en Francia en 1966. Estudió Ballet en la Escuela de la Ópera de París. Bailó
profesionalmente en el Ballet National de Marseille Roland Petit, fue Solista del Ballet de Santiago de Chile, y del
Cincinnati Ballet de Estados Unidos.

Dejó la danza a raíz de un accidente en 1992.

Estudió y se graduó en fotografía documental y fotoperiodismo del International Center of Photography (ICP) de Nueva York. Fue corresponsal de la Agencia Associated Press y publicó en revistas de Australia, Bolivia, Hong-Kong, Holanda, Dinamarca,
Alemania, México entre otras.

Desde 2005, organiza y dirige el Festival Internacional de Fotografía de La Paz, FotoEncuentro, y las exposiciones de World Press Photo en Bolivia. Ha sido invitada como revisora de portafolios en el festival de la Luz de Buenos Aires/ Argentina, FotoRio/ Brasil, y FotoAmerica /Chile.

• Instantánea realizada por el fotógrafo alemán Wolfram Hahn que ha ganado el segundo premio en la categoría de Reportajes de Retratos. La fotografía trata sobre los autorretratos en las redes sociales.

• Fotografía de las cholitas luchadoras en La Paz (Bolivia), obra del fotógrafo italiano Daniele Tamagni, 2º premio en la
categoría de "reportaje gráfico de Arte y Entretenimiento" en la 54ª edición de los premios World Press Photo.





World Press Photo

Una muestra obligada

Desde hace algunos años, Acción Cultural, con Sandra Boulanger al frente, ha emprendido la tarea de traer el World Press Photo, la muestra fotoperiodística más importante del mundo a Bolivia. Pero cada vez se hace más complicado por la falta de auspicios locales.


Aunque la cooperación extranjera ha sido vital para que la exposición llegue a Bolivia, es fundamental que las instituciones nacionales aporten para que el país continúe admirando el trabajo de los fotoperiodistas alrededor del mundo en un concurso donde este año participaron tres bolivianos.





La fotografía del fundador de WikiLeaks Julian Assange, tomada por el fotógrafo irlandés Seamus Murphy, ha ganado el segundo premio en la categoría de "fotografías individuales de personajes de actualidad.



Instantánea realizada por el fotógrafo italiano Riccardo Venturi que ha ganado el primer premio en la categoría de Noticias Generales. La fotografía muestra el antiguo mercado ardiendo en Puerto Príncipe (Haiti).



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