domingo, 8 de mayo de 2011

La Orquesta Sinfónica deja escuchar su lado más íntimo

Ensayo: Mientras se prepara la obra Carmina Burana, el director y los músicos dan rienda suelta al buen humor.

Más de 70 personas reunidas bajo un mismo escenario, todas concentradas en los movimientos de la batuta. A diferencia de una presentación con un público exigente, en esta oportunidad está permitido equivocarse, pero, al contrario de lo que pudiera pensarse, es cuando más empeño ponen los protagonistas de la Orquesta Sinfónica, que se preparan para su próxima presentación, la ópera de Karl Orff Carmina Burana, que estará en escena desde el martes.

La elegancia pasó de lado. Disciplina y dedicación es lo que sobra en los ensayos. No hay aplausos de motivación, sólo un ruido de zapateos en vista de que no pueden usar las manos para aplaudir porque sus instrumentos se los impide.

Rostros inspirados, otros concentrados, algunos más nerviosos esperando que todo salga a la perfección, no sólo por evitar riñas y enojos, sino para sentirse satisfechos consigo mismos.

EMPIEZA LA MAGIA. A la hora del ensayo se dan cita en el Centro Sinfónico Nacional. Son las 6.15 y la mayoría ajusta sus instrumentos antes de que inicie la práctica, otros practican el repertorio de la noche, sólo unos cuantos comparten ideas hablando al oído del vecino debido al bullicio que hacen sus compañeros.

A las 6.45 todos están en el escenario, como estaba programado, apostados en sus sitios. David Händel, director titular de la orquesta, saluda de manera amena y da las primeras instrucciones. Se tiene previsto que el ensayo dure más de dos horas, las que el Director aprovechará para pulir y afinar las interpretaciones.

“Son divertidos los ensayos, puesto que a eso viene uno, a prepararse, y qué mejor que practicando”, asegura uno de los violinistas. Gente de todas las edades, desde jóvenes atraídos por la música, hasta adultos que buscan alcanzar paz al sentirse integrados a las notas y arpegios que interpretan, son quienes disfrutan de estos momentos mágicos en los que las partituras cobran vida.

LAS ANÉCDOTAS SOBRAN. La ira no es una de las características de David Händel: pese a que se comete errores, no los demuestra. “Es una persona tranquila, siempre habló con nosotros en base al respeto y en privado, y más que llamarnos la atención, nos dice en qué hemos fallado y nos ayuda a perfeccionarnos como músicos”, cuenta Karina Stepanian, que hace la voz lírica dramática.

Las presentaciones y los ensayos “prácticamente los haces tuyos”, agrega la artista, y confiesa: “Me emociono con piezas que tocamos hace tiempo, como Tchaikovsky. Cada tema que interpretamos requiere su propio espacio, dedicación y tiempo”.

“Puedo volver locos a todos en mi casa, pero también me apoyan en algo que me gusta”, cuenta Alejandro Flores, uno de los intérpretes de clarinete de la Orquesta Sinfónica Nacional de Bolivia.

Obras que llegan al corazón

Karina Stepanian, nacida en Armenia, vive hace 17 años en Bolivia y trabaja más de 10 con David Händel. “Mi lugar en la obra es de soprano dramática, hago varias participaciones cortas, pero las más pequeñas son las que cuesta afinarlas. En la orquesta prácticamente somos como una familia, pese a que hacemos otras actividades y presentaciones muy aparte”.

Una de las obras que la marcó fue la que presentó hace unos días en la Iglesia de los Carmelitas. Esposas son despreciadas, de Vivaldi, “y puedo asegurar que, al igual que a mí, se quedó en muchas otras personas que se dieron cita a la presentación”.

Hay que llorar si es preciso

José Luis Duarte, cantante lírico, tenor y contratenor en la obra, comenta que cada experiencia es distinta a la otra, aunque parezcan similares. “Es como empezar de nuevo”, sostiene.

Duarte tuvo varias participaciones con la Orquesta Sinfónica, pero esta es la primera vez que ensaya con ellos. “Siempre ensayé en mi casa, frente al espejo. Dependiendo de la obra, las horas de ensayo aumentan; sin embargo, hay algunas que ya sé, pero las practico para poner la voz en su lugar”.

Por su parte, las anécdotas que le vienen a la mente son durante el monólogo de la Ópera de los tres centavos: “Tuve que recordar vivencias muy tristes en vista de la situación, que me exigía que llore”. Duarte lo califica como uno de los éxitos más grandes de su carrera artística, que le quedó grabado en la memoria.

Para destacar

Fechas, la presentación de este nuevo material comienza el martes 10 y se prolongará hasta el viernes 13 de mayo.

Costo de las entradas, para platea cuestan Bs 100; y los otros precios son para anfiteatro 70 y graderías 50 bolivianos.

Boletería, los puntos de venta son el Mega Center, Centro Sinfónico, Shopping Norte y las ventanillas del Centro.

Músicos, aseguran que no se trata de saber el tema de memoria, pero es bueno recordar, repasar y mejorar.


Ángela Carrasco Soliz

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